Género Agave

El género Agave, pertenece a la familia Asparagaceae y sus especies se encuentran entre las plantas más sobresalientes de las zonas áridas del continente americano. El nombre del género Agave proviene del griego que significa "admirable".

Todas las especies de Agave se caracterizan por tener hojas suculentas o semisuculentas que forman rosetas que varían en tamaño desde unos pocos centímetros hasta metros, dependiendo de la especie. La mayoría tiene espinas o dientes a lo largo de los bordes y la punta de la hoja termina en una punta dura y afilada, por lo que ocasionalmente se confunden con cactus y no lo son. El color de las espinas puede ser blanco grisáceo o moreno rojizo.

Las hojas varían en color desde verde pálido hasta gris azulado y también pueden ser abigarradas o rayadas. En cuanto a la forma de sus hojas pueden variar de largas y estrechas a cortas y anchas, y de rectas como flechas a graciosamente curvadas o torcidas al azar.

Aunque las plantas suculentas del género Agave son generalmente monocárpicas , lo que significa que cada roseta muere después de la floración, y la mayoría no vive más de 30 años, muchas especies pueden reproducirse vegetativamente y generar rosetas clonales a través de rizomas subterráneos para convertirse en colonias. Algunas otras especies producen bulbillos (estructuras parecidas a bulbos que pueden formar nuevas plantas) en la inflorescencia.

El género Agave produce flores amarillas, verde pálido o rojas y nacen en inflorescencias altas, ramificadas o no ramificadas, desde el centro de la roseta y pueden alcanzar más de 9 metros de altura en algunas especies. La floración se presenta después de años de crecimiento de la roseta, se presenta en dos formas: espigada, “vara” y racemosa o “arborescente”, la primera forma es característica del subgénero Littaea y la segunda (panícula) del subgénero Agave. Producen frutos en cápsulas.

La mayoría de las especies de Agave se encuentran en hábitats semiáridos sobre el desierto, especialmente en pastizales desérticos y bosques de robles y pinos. Como adaptación a sus hábitats áridos, los agaves utilizan el proceso fotosintético conocido como metabolismo del ácido crasuláceo (CAM), en la que el dióxido de carbono se fija durante la noche para limitar la cantidad de agua perdida de los estomas de las hojas.

Las plantas de Agave suelen crecer en laderas rocosas con buen drenaje. Diferentes especies están adaptadas para la polinización por insectos, murciélagos que comen néctar y colibríes. Las semillas se dispersan por el viento, por lo general a poca distancia de la planta madre.

Las plantas del género Agave son importantes por las fibras que se obtienen de sus hojas y son la fuente de varias bebidas alcohólicas y del edulcorante conocido como néctar de agave. El cáñamo de sisal, de A. sisalana, es la fibra dura más valiosa. La fibra de henequén se obtiene de A. fourcroyoides y cantala, o la fibra Manila-Maguey, de A. cantala. Algunas especies de Agave, en particular A. tequilana, contienen una savia que se fermenta para producir bebidas alcohólicas, como el tequila y el mezcal.


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