El saludable ejercicio de la jardinería
¿Una forma entretenida de ejercicio que se lleva a cabo en un entorno verde sumamente estimulante? No, no estamos hablando de golf. Hablamos de jardinería, una actividad creativa, saludable y asequible para practicar en casa. En España gana adeptos año a año, especialmente entre los mayores de 50. Todo un mundo, lleno de alicientes, para el disfrute personal, en pareja y con los nietos.
Trabajar en el jardín junto con los nietos no solo significa compartir buenos momentos sino también inculcarles el amor por la naturaleza.La jardinería entretiene, regala belleza y, si se trata de un huerto, incluso frutos recién cosechados: todo esto a la vez que se practica una saludable actividad física y mental. Entre sus adeptos más numerosos, consecuentes y entusiastas están los mayores de 50: basta visitar un centro de jardinería para comprobarlo.
Como Mercedes, muchas otras mujeres y hombres de “cincuenta y tantos para arriba” tienen hoy en la jardinería su hobby favorito. “El ejercicio es la mejor arma contra el envejecimiento y la jardinería se considera un ejercicio aeróbico: mejora el metabolismo, el estado cardiovascular y osteoarticular, promueve el bienestar físico, mental y afectivo”, sostiene el doctor Javier Ortiz, jefe de sección de Geriatría del hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Pero, además, la jardinería ofrece una ventaja añadida: se realiza en un entorno verde, al aire libre y de una forma muy entretenida. Trabajar en el jardín, la terraza o el huerto implica desde cavar, trasladar pesos (razonables), sembrar y plantar, hasta regar, segar, podar, abonar, cosechar... y actividades asociadas, como cocinar los productos del huerto y hacer conservas, entre muchas otras.
Esta serie de tareas pone en juego numerosas funciones motoras: caminar, agacharse, estirarse... moverse en suma, lo cual incrementa la resistencia, la flexibilidad y el equilibrio. “Todo esto es muy beneficioso para retrasar la pérdida de capacidades y autonomía en la actividad diaria que conlleva el envejecimiento, y contribuye positivamente a ralentizar, por ejemplo, la evolución de la osteoporosis y la artrosis”, señala Ortiz. “Además, relaja, reduce los niveles de estrés y ansiedad y es estimulante; en suma, incrementa la sensación de bienestar”.
Eso sí, “la actividad jardinera ha de realizarse de forma moderada y regular”, recomienda. Si se trata de personas muy mayores “se ha de empezar poco a poco, con calma, unos 30 minutos al día cinco veces a la semana”.
Cómo esquivar las limitaciones
Los años pueden traer consigo limitaciones para practicar la jardinería. No obstante, existen una serie de recursos que facilitan la posibilidad de seguir disfrutando de ella:
camas de cultivo o arriates elevados
cultivo en macetas,
• Las evitan agacharse o inclinarse demasiado, al igual que el tanto de jardinería interior como exterior.
taburetes
• Los permiten trabajar sentado y con mayor comodidad.
herramientas de jardín
• Las son cada vez más ergonómicas, ligeras (el peso es muy importante) y fáciles de usar. Se debe emplear la adecuada para cada tarea.
carretillas y plataformas con ruedas
• Las ayudan a transportar pesos con mucho menos esfuerzo.
Allanar los senderos y las superficies
vigilar su adherencia
• del jardín y los hará más seguros y accesibles y se evitarán pérdidas de equilibrio, resbalones y caídas.
Evitar la exposición al calor es clave.
• “El organismo de los ancianos tiene menor capacidad de respuesta a los cambios de temperatura”, explica el geriatra; “por lo tanto, es muy importante tener cuidado con el sol y las temperaturas altas”. En los meses más cálidos se ha de trabajar por la mañana temprano o por la tarde, vestir ropa de colores claros, protegerse la piel con crema solar y la cabeza con sombrero o gorra, tener agua fresca a mano y hacer una pausa para refrescarse de tanto en tanto.
Las precauciones generales que exigen los trabajos de jardinería deben cumplirse a rajatabla: prestar atención de inmediato a cualquier herida, moratón o picadura; tener mucho cuidado al manejar herramientas con motor; usar guantes de calidad para protegerse de las espinas y al manipular tierra; llevar un calzado cómodo que proteja todo el pie y sujete el tobillo; ponerse mascarilla al aplicar fitosanitarios o usar sustratos o áridos que desprendan polvillo...