La poda de los rosales

Entre mediados y finales del invierno se lleva a cabo la poda más importante del año de la mayoría de los rosales, pero no de todos. Además, según el tipo de arbusto y los objetivos que se persigan, debe efectuarse de una manera determinada. Toma nota.

Rosales híbridos de té recién podados: se dejan las ramás más nuevas y fuertes. Foto: Malcolm Manners

Gilberto Segovia,

Texto y dibujos_ ingeniero técnico agrícola

Con la poda adecuada se consigue para los rosales una estructura fuerte y equilibrada, mejores floraciones, una vida más larga y con mayor vigor, y una resistencia superior a algunas enfermedades. Sin embargo, la poda de cada tipo de rosal tiene un momento y forma. En caso de duda lo mejor es no podar.

Los rosales y el clima

A la enorme diversidad de rosales que existe se añade nuestra gran variedad de climas en comparación con la de los países de donde suele proceder la información sobre su cultivo y las recomendaciones de poda. En la Península, por norma general, nuestros rosales suelen sufrir una parada vegetativa a causa de los veranos largos, con alta radiación y mucho calor. Durante la primavera las floraciones se adelantan, y en otoño las temperaturas dificultan que las hojas se coloreen antes de caer. Los inviernos tampoco suelen ser tan fríos.Todo esto condiciona la poda.

Poda de mantenimiento para todos

La poda de mantenimiento se aplica a cualquier tipo de rosal y ha de ejecutarse después de la floración y/o al finalizar el invierno. Se podan todas las ramas secas, enfermas, débiles, con heridas, cruzadas y enmarañadas, y los chupones que surjan del patrón en los rosales injertados. Según madure el rosal habrá que ir eliminando ramas principales viejas para sustituirlas por nuevas más floríferas, aunque dependerá de cada caso.

Floración en ‘madera vieja’ o ‘madera nueva’

Los rosales botánicos y antiguos preparan sus yemas de flor durante el verano del año anterior es decir, florecen sobre madera vieja. Los rosales modernos, en cambio, florecen en madera nueva, es decir, en los brotes del año, desarrollados por yemas mixtas que terminarán en flor a mediados o finales de la primavera.

Pinzado de flores marchitas

Excepto cuando interese la producción de escaramujos, siempre se deben eliminar las rosas marchitas lo más rápidamente posible.Se hace a la altura de una hoja completa. Cuando se trata de flores en ramillete, este se ha de eliminar entero.

Orientación de las yemas

Normalmente, en las puntas de los tallos podados se debe dejar una yema orientada hacia afuera para fomentar una estructura abierta y ventilada. Hay algunas excepciones, como los rosales de hábito arqueado.

El vigor del rosal

Cada rosal tiene un vigor determinado por su carga genética, patrón, medio de cultivo, clima... El vigor adecuado apareja una óptima floración. Si se poda muy fuerte, los crecimientos resultan muy vigorosos y con poca flor. Si no se poda, la planta envejece y se enmaraña con brotes débiles y flores pequeñas. Un rosal muy vigoroso necesita una poda larga (es decir, dejando más vegetación) para inducirlo a flor. En cambio un ejemplar envejecido o descuidado se puede estimular para que produzca renuevos mediante una poda corta que elimine más vegetación y despeje el centro de la planta; esto debe hacerse con cuidado, ya que se corre el riesgo de que no se pueda reponer (es mejor renovar en dos o tres años).

PODA DE ROSALES ARBUSTIVOS



Rosales silvestres

Forman parte de este grupo la Rosa canina o la Rosa moschata, por ejemplo. Solo necesitan poda de mantenimiento tras la floración con el objetivo de potenciar su porte natural. Ya que florecen sobre madera vieja, podarlos en invierno comprometería la floración de primavera.

En el caso de los rosales que producen escaramujos llamativos, como la Rosa rugosa, la poda debe llevarse a cabo tras la caída de los frutos; si el arbusto ya está formado solo ha de ser ligera y de mantenimiento.

Rosales arbustivos antiguos y New English Roses

r

osales antiguos,

• Los es decir, los que se cultivaban en Europa antes de 1867, se caracterizan por sus flores olorosas y una sola floración al año. Abarcan rosales tan diversos como los centifolia, gallica, damascena, Bourbon, entre tantos otros. Precisan poda de mantenimiento tras la floración. En aquellos en los que el peso de las flores tumbe las ramas es necesario recortarlas entre un cuarto y un tercio de longitud para fomentar una estructura más compacta.

New English Roses

• Las desarrolladas por el rosalista inglés David Austin aúnan el aspecto y las flores fragantes de los rosales antiguos con la capacidad de reflorecer de los rosales modernos. La poda consiste en una poda continua de las flores a medida que se marchiten, y el recorte de los brotes demasiado vigorosos. En el invierno solo se efectúa la poda de mantenimiento y se elimina algún brazo viejo desde la base del arbusto para su renovación.

Rosales modernos

• Híbridos de té:

En 1867 apareció el primer rosal híbrido de té, producto del cruzamiento de un rosal de té europeo con un rosal asiático refloreciente. Los híbridos de té se caracterizan por su porte poco compacto y sus grandes flores. A la salida del invierno, cuando empiezan a hincharse las yemas, se podan los tallos envejecidos y los chupones y se dejan entre tres y seis tallos lo más jóvenes posible, con tres a cinco yemas cada uno (como te enseñamos en el dibujo de abajo).

• Floribunda, multiflora, polyantha:

Mediante la poda se debe fomentar el rejuvenecimiento y la emisión de una abundancia de tallos que generen flores en masa. Se podan desde la base todos los tallos viejos que se pueda y se dejan los tallos nuevos, que se recortarán a dos tercios de su longitud dejando entre seis y ocho yemas (como te enseñamos en el dibujo de abajo).

Hay excepciones: en algunos cultivares como ‘La Sevillana’, por ejemplo, se pueden dejar los tallos nuevos prácticamente íntegros para conseguir un gran número de yemas de flor.

• Rosales miniatura o de patio:

En estos rosales de pequeño tamaño —muchos de ellos son versiones enanas de cultivares floribunda e híbridos de té— basta una poda de mantenimiento tras la floración o cuando asoman las primeras yemas al final del invierno (como te enseñamos en el dibujo de abajo). Sin embargo, al ser un grupo muy dispar será necesario observar la reacción y ajustar la intensidad de poda adecuada en cada caso.

Poda de agosto de los rosales modernos

En nuestras latitudes, donde los rosales gozan de periodos de desarrollo largos, la floración de muchos rosales modernos decae a mediados del verano a causa de una excesiva vegetación y el desgaste de toda la temporada. Por ello, en agosto se aconseja reducir a la mitad la longitud de las ramas para conseguir arbustos compactos y una nueva floración en otoño.

PODA DE ROSALES TREPADORES


Sarmentosos

(ramblers)

Constituyen un importante grupo de rosales con estructura de zarza, que florecen libremente y en abundancia. Entre ellos figuran la Rosa banksiae, ‘Félicité et Perpétue’, ‘Dorothy Perkins’, ‘Adélaïde d’Orléans’, Rosa filipes ‘Kiftsgate’... Si disponen de suficiente espacio solo requieren poda de mantenimiento. Para controlar el tamaño se podan tras la floración.

Modernos

(climbers)

Se trata de rosales modernos con ramas rígidas, vigorosas, que conviene guiar antes de que lignifiquen demasiado. Por ejemplo, ‘Aloha’, ‘New Dawn’, ‘Chrysler Imperial’, ‘Gertrude Jekyll’... Se deben eliminar las flores a medida que se vayan marchitando para estimular una refloración continua. Tras la primera floración de primavera conviene realizar la poda de mantenimiento y el guiado (en el dibujo de abajo).


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