Nebulizadores: refrescante niebla de verano

Proyectan una niebla microscópica que no moja pero procura un ambiente fresco para disfrutar al aire libre. Los sistemas nebulizadores de alta presión permiten reducir varios grados la temperatura del jardín, la piscina o la terraza en los meses más calientes del año.

Un circuito de nebulización emite agua a la atmósfera en un porche. El efecto de la niebla también puede utilizarse como recurso paisajístico. Abajo, bruma generada desde el agua de la piscina.

No hay por qué esperar al ocaso de los días veraniegos para poder disfrutar del jardín o la terraza. Los sistemas nebulizadores son la versión moderna de las fuentes, surtidores y arroyos que los maestros paisajistas han usado durante siglos para combatir la canícula y convertir el jardín en un oasis de frescura. Son capaces de crear un microclima húmedo a la medida de cualquier espacio verde (doméstico o público), por mucho que apriete el calor.

Los circuitos nebulizadores de alta presión pueden reducir la temperatura del jardín hasta 11º con calor seco y por encima de 30º, y hasta 7º en días de gran humedad ambiental.
La tecnología y su instalación son sencillas pero ingeniosas: una bomba de alta presión (hasta 100 bares) empuja el agua por canalizaciones flexibles, ligeras, parecidas a las del riego por goteo, y situadas en altura. Incorporan unas pequeñas boquillas inyectoras que convierten el caudal en una finísima aspersión de partículas de un calibre de 5 a 10 micras, muy inferior al de un cabello humano. Esa niebla de cascada se convierte instantáneamente en vapor de agua al contacto con el calor y así refrigera el espacio ajardinado sin mojar a sus ocupantes. Con calor seco y por encima de 30 grados, puede reducir 11 grados la temperatura, y 7 grados en días de mayor humedad ambiental. Se trata de un fenómeno totalmente natural, en el que la lluvia pulverizada absorbe unas 600 calorías del ambiente por cada gramo de agua.

A tres metros del suelo

La máxima efi cacia del sistema depende sobre todo de la ubicación de la red: las boquillas deben situarse a 2,5-3 metros de altura; por encima de ese nivel se pierde capacidad refrigerante, y por debajo las personas podrían sentir salpicaduras. La distancia de separación entre boquillas difusoras es de 60-75 centímetros para lograr una cobertura óptima de la niebla.

El sistema incorpora además temporizador programable, manómetro y sonda de humedad que ajustan la presión, el ritmo de aspersión y optimizan el consumo de agua (de 2 a 4,5 litros por hora en cada boquilla). El filtro situado antes de la bomba y la válvula de drenaje limpian el agua de impurezas. Vigilar estos dos componentes, cambiar el aceite de la bomba y limpiar las boquillas mantienen la instalación siempre a punto.

El jardín también se beneficia

Al aumentar la humedad hasta el 95%, las plantas también resultan beneficiadas. La pulverización consigue de inmediato un ambiente húmedo uniforme, impidiendo que las más vulnerables a la temperatura se agosten; permite incluso plantar especies tropicales en climas poco apropiados. En invernaderos, viveros y jardines botánicos mejora la productividad porque la humedad favorece el enraizamiento de los semilleros, el crecimiento de algunas especies y hasta el control de plagas como la de mosquitos.

Las empresas instaladoras también destacan sus efectos saludables: la niebla mejora la calidad del aire al atrapar partículas y polvo en suspensión tan frecuentes en verano.

Efectos de luz y niebla

Pero los sistemas nebulizadores no solo contribuyen al confort de las personas y las plantas, sino también al diseño paisajístico. La pulverización consigue ese ambiente de bruma misteriosa que recuerda a los bosques de umbría tantas veces imitados por los jardines de gusto romántico. Se puede además cambiar la localización de los focos de niebla para crear distintos ambientes y jugar con las cortinas o cúmulos de bruma como un elemento decorativo.

Con una instalación complementaria de leds, los juegos de luces pueden añadir un efecto espectacular al anochecer. Hoy se pueden encontrar en los centros de jardinería kits asequibles, que incluyen todo lo necesario para que los propios usuarios puedan instalar su circuito. Cubren aproximadamente 11,25 metros cuadrados y cuentan con unos 20 inyectores, perfectos para pequeños espacios ajardinados, terrazas o incluso interiores sin aire acondicionado.


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