Iniciación al bonsái, ¿cómo debes cuidarlo?

Todo lo que rodea al bonsái es un mundo tan complejo como apasionante. Profundizar en él requiere años de aprendizaje, tanto de sus aspectos culturales y estéticos como meramente técnicos. A menudo, nuestra relación con los bonsáis comienza con un regalo o con una compra en un centro no especializado, y de ahí surge en ocasiones una pasión para toda la vida. ¿Pero cómo hay que cuidar estos árboles tan peculiares? Aquí repasamos los cuidados básicos para mantener ese primer bonsái.

Los bonsáis son árboles, por lo tanto deben situarse al aire libre y al sol, salvo las especies tropicales en climas fríos. Abajo, el alambrado de un olmo chino (Ulmus parvifolia), operación que exige cierta destreza.

• Ubicación:

al aire libre

Los bonsáis no dejan de ser árboles y, como tales, preferirán siempre una exposición soleada. De hecho, en rigor no sería correcto hablar de bonsáis de interior. No obstante, existen especies que pueden tolerar mejor el estar a cubierto, pero esta nunca será su ubicación ideal.

También es cierto que los bonsáis de especies tropicales exigirán estar protegidos del frío en invierno, por lo que en algunas ocasiones habrá que tenerlos en el interior, buscando siempre que reciban la mayor cantidad de luz y evitando que se resequen por efecto de la calefacción. Por el contrario, si el bonsái pertenece a una especie autóctona o de un clima similar al nuestro vivirá bien en el exterior durante todo el año y únicamente será menester protegerlo de vientos muy fuertes o heladas muy intensas.

Los bonsáis deben regarse con regadera de agujero fino hasta que se empape uniformemente todo el sustrato y el agua salga por los agujeros de drenaje.• Riego: cuando se vea seca la tierra

La frecuencia de riego dependerá del clima, la época del año y la especie; puede oscilar entre varios riegos al día en verano y un riego por semana o menos durante el invierno. Como se ha utilizado un sustrato con granulometría creciente hacia el interior se consigue que la tierra se seque de manera uniforme. Así, se regará en el momento en que se perciba que se seca la superficie de la tierra. Con una regadera de agujero fino se debe empapar uniformemente todo el sustrato, continuando hasta que el agua salga al exterior por los agujeros de drenaje; no olvidar que la bandeja no puede quedar nunca encharcada.

En cuanto a la calidad del agua, lo ideal sería utilizar agua pura. Si el agua corriente disponible contiene demasiadas sales, se puede recurrir a la de lluvia, al agua embotellada de mineralización débil o incluso a filtros de ósmosis inversa. Si al final hay que regar con un agua de deficiente calidad será necesario trasplantar el bonsái con mayor frecuencia para evitar la acumulación de sales en la maceta.

• Sustrato: la

akadama

Lo más importante en un sustrato para bonsáis es que drene bien. Se debe evitar a toda costa el encharcamiento de las raíces. Para ello el sustrato se colocará en diferentes capas con mayor granulometría a medida que se llega al fondo del contenedor. El sustrato más utilizado en el cultivo de bonsáis es la akadama, compuesta principalmente de arcilla granulada, que luego se mezcla con otros sustratos que aporten diferentes texturas, como la grava, gravilla, tierra volcánica, etcétera. La función de la akadama es tanto drenar como retener agua y aportar nutrientes. La grava y demás elementos inertes garantizan una buena aireación del sustrato.

• Abonado

: mejor si es orgánico

El abono más recomendable es el orgánico porque es absorbido lentamente por la planta sin dar problemas de carencias nutricionales, favorece la actividad microbiana del sustrato y evita el riesgo de sobredosis que pueden producir los abonos químicos. Los bonsáis se abonan durante el periodo de actividad de la planta, es decir, durante la primavera y el otoño, con una frecuencia de unas dos semanas. No se debe abonar cuando haya signos de enfermedad en el bonsái o después de un trasplante.

• Un bonsái en casa,


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