Cuando la pérgola es la estrella

Una pérgola no solo acota una zona de sol más o menos tamizado para disfrutar al aire libre en las horas centrales del día. Su carácter estructural puede convertirla en una pieza clave del jardín o la terraza. Los materiales disponibles disparan las opciones y liberan la imaginación. ¿No te tienta disfrutar el próximo verano de la apetecible sombra de una pérgola?

Las glicinias lucen de maravilla en una pérgola, en este caso de hierro, a lo largo de un sendero.

Una pérgola es un elemento arquitectónico sencillo: una estructura robusta formada por postes unidos por vigas, que puede estar adosada a la vivienda o aislada en un lugar del jardín o la terraza. Los egipcios ya construían pérgolas para crear áreas de sombra en sus jardines e incluso en las azoteas, y las ruinas de Pompeya atestiguan que los romanos también disfrutaban de ellas.

Trepadoras, cañizos y toldos están llamados a cumplir una función complementaria esencial en una pérgola, que refuerza así su carácter verde.
Volvieron a escena durante el Renacimiento y se quedaron para siempre en los jardines, sombreando senderos o creando acogedores espacios en los que el sol se cuela entre las vigas, un cañizo o una trepadora.

Los materiales disponibles, desde los más clásicos, como la madera tratada en autoclave para resistir al aire libre (que además se puede pintar), el hierro, el ladrillo y el hormigón, pero también el aluminio, el acero, la resina y los vinílicos, multiplican las posibilidades de montar en el jardín o la terraza esta estancia exterior para disfrutar de la lectura, celebrar reuniones y comidas o montar un relajante chill out...

A diferencia de porches y cenadores, que cuentan con un techo en toda regla, las pérgolas dejan entrar el sol y la lluvia. Por ello, toldos y trepadoras están llamados a cumplir una función complementaria esencial que refuerza su carácter verde.

Cómo elegir las trepadoras

Los rosales trepadores lucen de maravilla en una pérgola o un gazebo, un tipo de pérgola circular, más ligera. Pero también resultan muy bellas las enredaderas que producen racimos, ya sean de flores, como las glicinias, o frutos, como las parras (si son suficientemente altas los insectos no molestarán); los emparrados típicos del Mediterráneo no dejan de ser una forma humilde y sencilla de pérgola.

Otras trepadoras ideales para una pérgola son los perfumados jazmines y madreselvas, las pasifloras, que además brindan pequeños frutos amarillos o anaranjados, algunas bignonias y las clemátides (sobre todo en el norte atlántico), sin olvidar las parras vírgenes, sobre todo la Pathenocissus quinquefolia, de magnífica coloración púrpura en otoño y racimos de pequeñas bayas negras.

Cálida y minimalista, en roble y cobre

Entre las pérgolas más innovadoras figura la que diseñó el paisajista sueco Ulf Nordfjell para el jardín de la marca de champagne Laurent-Perrier en el Chelsea Flower Show de 2013. En ella jugaba con el tono cálido de cuatro arcos adintelados de madera de roble, apoyados en un muro revestido de cobre rojo. Minimalista pero de máximo efecto. El conjunto se levantaba sobre una terraza de travertino frente a un estanque rectangular. A la presencia escultórica de la pérgola su sumaban las formas topiarias de muchas de las plantaciones. Puedes verla en página 49 de (hemeroteca online de esta web).

Un original ‘dosel’ de bolitas de acero

Otra idea novedosa, la propuesta tan contemporánea como formal del estudio de diseño DNA (Data Nature Architecture) para un gran ático londinense, en el que dominan el metal satinado y la madera rojiza. La estructura es sumamente sencilla: cuatro postes unidos por cuatro vigas del mismo espesor, que sostienen un verdadero dosel de cadenas de bolitas de acero que cuelgan detrás de la confortable zona de asientos cerrando el espacio como una cortina. Puedes verla en la página 48 de (hemeroteca online de esta web).

Pérgolas y cenadores: rincones con encanto,


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