Cómo cuidar un olivo
El olivo, el árbol más emblemático de la cultura mediterránea y de nuestros paisajes agrícolas, se ha convertido en los últimos años en una presencia habitual en los jardines. Es una especie rústica y resistente, perfectamente adaptada al clima de la mayor parte de la Península, que además tolera los trasplantes a cualquier edad. Sin embargo, no deja de sufrir cuando se pasan por alto sus (escasos) requerimientos de cultivo. Aquí te contamos qué cuidados necesita.
Un olivo rodeado de césped es hoy una imagen habitual en los jardines. Sin embargo, la abundancia de riego que exige la hierba no le resulta beneficiosa.El olivo (Olea europaea) es un árbol nativo del Mediterráneo y por lo tanto perfectamente adaptado a nuestro clima: es capaz de soportar el frío, el calor, la sequía y también la pobreza del suelo. Sin embargo, en muchos jardines vive rodeado de césped y, por lo tanto, recibe grandes cantidades de agua que no solo no necesita sino que pueden causarle daño a pesar de su fortaleza. Esta es una mala práctica que se suma a muchas otras. Es un árbol poco exigente pero se merece estos cuidados:
El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si vas a podarlo fuerte hazlo en invierno.
El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si vas a podarlo fuerte hazlo en invierno.
El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si vas a podarlo fuerte hazlo en invierno.
El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si vas a podarlo fuerte hazlo en invierno.
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Un lugar espacioso y a pleno sol
Plántalo en un sitio donde pueda disponer de espacio suficiente y una exposición soleada. Soporta las heladas fuertes, pero el frío extremo puede dañar los frutos.
• Cualquier suelo, pero no húmedo
El olivo puede crecer bien en suelos pobres, calizos o con cierta salinidad. Lo que no tolera es el exceso de humedad, por lo tanto asegúrate de plantarlo en un terreno que drene bien, y evita a toda costa el encharcamiento. Si vas a situarlo junto a otras plantas, escoge las que sean aptas para clima mediterráneo, de manera que el riego que reciban no sea excesivo para el olivo. El ejemplo más claro de lo que hay que evitar es plantarlo en un área de césped clásico, que requiere riego abundante, lo que podría producirle problemas de pudrición y hongos.
• Cómo plantarlo
El olivo se reproduce por esqueje, acodo o injerto sobre pie de acebuche, el olivo silvestre (Olea europaea var. sylvestris ), aunque exigirá mucho tiempo y paciencia verlo de cierto tamaño dado su lento crecimiento. Lo más rápido y seguro es comprar un buen ejemplar en tu centro de jardinería: los hay de todas las edades, desde muy jóvenes hasta centenarios, muchos de ellos procedentes de zonas agrícolas, ya que toleran muy bien el trasplante. Introdúcelo en un hoyo acorde con el tamaño del cepellón. Puedes añadir un poco compost al rellenar con sustrato el agujero, pero no demasiado. Recuerda que un exceso de abono, sobre todo nitrogenado, lo volverá más vulnerable a las plagas y el efecto de las heladas. Cuando el ejemplar es joven conviene amarrar el tronco a un tutor para que crezca recto hasta que pueda sostener la copa por sí mismo. Lo ideal es plantarlo al final del verano o comienzos del otoño.
• Cuánto riego necesita
Durante el primer año se deberá regar con frecuencia para asegurar que arraigue, así como en el verano. Luego se pueden ir espaciando los riegos a medida que el árbol se vaya asentando en el terreno y sus raíces se hayan extendido lo suficiente. Un olivo adulto no necesita riego para vivir, aunque algunos aportes de agua (sin excesos) pueden contribuir a que produzca más frutos.
• El abonado
Los olivos destinados a la producción suelen abonarse regularmente, tanto sobre el terreno como con abonos foliares, y más aún en los olivares de regadío. En los olivos de un jardín bastará con aplicar abono orgánico (compost o estiércol) una vez al año alrededor del árbol, en el área delimitada por la copa; mézclalo bien con el sustrato para que quede enterrado. La mejor época para hacerlo es a la salida del invierno, y en climas cálidos sin heladas, en otoño.
• Cuando no produce frutos...
La vecería es una característica del olivo que consiste en la alternancia de años de mucha cosecha y otros con muy poca producción. Por lo tanto no te asustes ni pienses que tu árbol está enfermo si tras un año lleno de aceitunas da pocas el siguiente. Es una tendencia general en la especie, aunque hay variedades en las que es más habitual que en otras. En los cultivos intensivos se intenta reducir la vecería con el riego, el aclareo o la recolección temprana de los frutos.
• ¿Podar o no podar?
El olivo admite muy bien la poda, incluso topiaria, pero también se puede dejar crecer libremente para convertirlo en un árbol de sombra. Si quieres podarlo fuerte hazlo en invierno, a ser posible al final, para que las heridas cicatricen antes con el crecimiento primaveral. En las zonas donde florecen pronto se recomienda podar cuando estén en flor para saber cuánto aclarar.
Crecimiento libre:
Solo deberás realizar la poda de limpieza imprescindible en todo árbol, eliminando las ramas muertas y cruzadas y los chupones.
Poda de formación:
Durante el primer año ve eliminando en verde las ramas laterales más bajas. Cuando el ejemplar supere la altura de un metro elige tres guías, que serán los tres brazos principales en el futuro. En los años sucesivos, cuando la planta ya esté bien estructurada deberás eliminar las ramas por debajo de la cruz, los chupones inferiores o sierpes y las ramas que crezcan hacia dentro o queden sombreadas.
En la columna de la derecha verás los otros tipos de poda del olivo.