Frutos del roble

El roble es uno de los árboles caducifolios más imponentes de los bosques del Hemisferio Norte. Crece a un ritmo muy lento, de apenas unos 10cm por año, pero es muy resistente . Si cada planta tuviera su propio lema, el de nuestro protagonista probablemente sería ”lento, pero seguro”.

Por su belleza, su rusticidad, y su capacidad para vivir más de 500 años, son muchos los que desean, cada año, sembrar los frutos del roble para plantarlo luego en el jardín. Si tú eres uno de ellos, a continuación te explicaremos cómo son y cómo se siembran .

¿Cómo son los frutos del roble?

Bellotas de roble

El roble es un árbol que, con sus 35 metros de altura y sus 6-7m de copa, es una planta ideal para dar sombra. Si a ello le sumamos que producen frutos comestibles, qué mejor que plantarlos y conseguir un jardín increíble, ¿verdad? Las bellotas, que es así como se conocen, tienen una forma muy característica cuando terminan de madurar, lo cual hacen en otoño.

Son aovado-oblongas, con una especie de capuchón formado por escamas casi planas, empizarradas . Tienen una longitud de unos 3 a 5cm, y son de color marrón. En un extremo tienen un tallito también marrón, el pedúnculo, por el que la planta madre les pasaba los nutrientes que necesitaban para su desarrollo.

¿Cómo se plantan?

Plántula del roble o Quercus robur

Los frutos del roble se han de recoger nada más madurar, ya que es cuando se han de sembrar para que puedan germinar en cuanto regrese la primavera. Al ser una planta acostumbrada al frío, lo más conveniente es sembrar las bellotas en una maceta en el exterior con sustrato de cultivo universal o mantillo y dejar que la naturaleza siga su curso . Pero, ¿qué ocurre si vivimos en una zona donde los inviernos son muy suaves y apenas se producen heladas?

En este caso, tocará estratificarlas en la nevera por 3 meses a una temperatura de 6ºC. La estratificación artificial es un método que pretende imitar las condiciones que se encontraría la semilla si estuviera en su hábitat. Se hace de la siguiente manera :

  1. Primero, hay que coger un tupperware que esté hecho de plástico transparente y que tenga tapa.
  2. Después, se procede a rellenar con vermiculita hasta la mitad.
  3. Luego, se colocan las bellotas y se cubren con más vermiculita.
  4. A continuación, se esparce sobre la superficie cobre o azufre para prevenir la aparición de hongos.
  5. Finalmente, se riega, evitando el encharcamiento, y se introduce el tupperware en la nevera (en la sección donde se pone la leche, embutidos, etc.).

Una vez a la semana, es muy recomendable abrir el tupperware . De esta forma, se renovará el aire y, de paso, se disminuirá aún más la probabilidad de que puedan aparecer los hongos.

Al cabo de tres meses, en primavera, podremos plantar las bellotas en macetas, en semisombra. Seguro que no tardarán más que un par de semanas en germinar 😉 .

Buena siembra.


Contenidos relacionados