Siempre que notamos algún objeto que nos hace sentir alguna emoción (tristeza, felicidad) es porque seguramente lo asociamos a alguna circunstancia pasada ya vivida, y por ende tendemos a sentirnos de ese modo al apreciarlo o contemplarlo.
Sin embargo existen ciertos olores, sonidos o canciones que así no tengamos conocimiento alguno de su existencia, apenas los vemos nos transmiten una sensación de alivio (como el sonido de las olas marinas) o en el caso de la Sevillana, algarabía pura.
Su fuerte color naranja -rojizo y sus formas ondeadas y alegres, casi flamencas, no recuerdan a otra cosa sino festividad y para ser sinceros, la Sevillana hace honor al nombre que le compaña y con el que fue bautizada.
Si lo que deseas es un ornamento natural que le otorgue a tus espacios agrestes vivacidad y alegría, no dudes en acudir de inmediato al vivero mas cercano y hacerte con unas cuantas rosas La sevillana. Sin lugar a dudas son capaces de transformar cualquier ambiente y convertirlo en algo mejor.
Sus formas difieren un poco al aspecto clásico que tenemos de la mayoría de las rosas, cuyos pétalos son de formas mucho más cuidadas y angelicales, y preparadas casi exclusivamente para circunstancias románticas, tanto por su fenotipo como por su aroma.
La forma de La sevillana es un poco más abierta y sus pétalos menos redondeados que los de sus otras compañeras, también debemos acotar que no son tan grandes como la mayoría de las rosas, sin embargo sus proporciones tampoco permiten calificarla como una flor “pequeña”. Llega a desarrollar de 15 a 20 pétalos por flor, con un diámetro de unos 7 centímetros.
Sus flores suelen aparecer de forma solitaria o en pequeños grupos, durante toda la temporada. Florece a oleadas, siendo su mayor floración en primavera o comienzos del verano.
No destaca demasiado por su perfume, que es bastante ligero.
En cuanto al arbusto, podemos indicar que es predominantemente pequeño, de color verde oscuro y brillante. Resulta muy útil para cubrir grandes espacios , ya sea en jardines de casas o en espacios mucho mayores. Son muy bonitas por ejemplo, para adornar los caminos que conducen a la entrada de una vivienda.
La rosa sevillana pertenece a la moderna familia de las rosas , comúnmente denominadas como floribundas, que fueron el resultado del cruce de las rosas del tipo “ hibrido de té ” y las « polyantha «.
Básicamente se quería rescatar de las hibridas del té, la belleza y pluralidad de sus colores, mientras que de las Polyantha la multiplicidad y variedad de sus hojas, del resultado de dicha experimentación surgieron bellezas como la “ Iceberg ” o “La sevillana”. Estos arbustos tienen un tamaño entre 60 y 120 centímetros , con un diámetro de unos 150 centímetros.
Al contrario de lo que puedan creer, esta planta no es de ascendencia española, no es un rosal sevillano, fue desarrollada por la rosalista francesa Marie-Louise Meilland, para la casa Meilland en 1978.
Su nombre de registro es MEIgekanu, aunque todos conocemos su nombre comercial y de exhibición: La Sevillana.
Este rosal tiene origen en el cruce de semillas procedentes de varios rosales y el polen de otros.
Las semillas que han dado origen a la Sevillana, provienen del cruce de los rosales MELbrim, Jolie Madama y Zambra. El polen es de una mezcla del rosal Tropicana, el Poppy Flash y Rusticana.
Ahora hablaremos un poco acerca de los cuidados, tomen en consideración que de ser bien cuidada, esta planta puede vivir desde los 30 hasta los 100 años.