Tillandsia fasciculata
La naturaleza ha creado plantas muy singulares: algunas son muy altas, como si quisieran alcanzar el cielo, otras crecen en zonas sombreadas, donde apenas llegan los rayos solares, y hay otras que se sitúan en un punto intermedio entre ambas: son las plantas aéreas . Allá donde un pájaro o el viento deposite la semilla, ahí germinará, aunque sea en un hueco en la rama de un árbol.
Son tan curiosas, que poco a poco las empecemos a ver más en los viveros y tiendas de jardinería, ya que, además, no necesitan muchos cuidados para verse bonitas.
Tillandsia aeranthos en hábitat
Las plantas aéreas son epífitas , es decir, que crecen sobre otras plantas, pero sin perjudicarlas en modo alguno (algo que sí hacen las plantas parásitas). También hay que decir que dentro de este grupo encontramos a las especies litotitas, que son aquellas que crecen sobre rocas, techos, etc. Se distinguen dos tipos: las variedades de hoja verde y las de hoja gris. Las primeras requieren un clima templado y una ubicación sombreada para poder sobrevivir; en cambio las segundas viven mejor expuestas directamente al sol.
Un dato curioso es que estas plantas apenas tienen raíces , sólo las necesarias para agarrarse al lugar donde han germinado.
Tillandsia oaxacana
Las plantas aéreas son estupendas para principiantes, o para aquellos que no tienen mucho tiempo para cuidar de las plantas, ya que sus hojas y tallos están formados por pequeñas escamas llamadas tricomas , que son como pelos complejos que se forman por la epidermis propias de las hojas y que tienen una vida muy corta. Las células que quedan muertas en las tricomas, se llenan de aire; de este modo, reflejan la luz. Pero aún hay más: las tricomas absorben la humedad, por lo que sólo tendrás que pulverizarla de tanto en cuando para que pueda llegar a florecer.
Interesante, ¿verdad? ¿Te animas a tener una? 🙂