Sédums: mucha belleza, pocos cuidados (1ª parte)

De carnosas hojas verdes e incluso retintas, los sédums dan flores en forma de minúsculas estrellas que atraen a mariposas y abejas y resultan decorativas incluso secas bajo la nieve. Estas crasas son además unas campeonas de la jardinería sostenible: no requieren apenas cuidados, adoran las rocas y los suelos pedregosos y calizos, y no necesitan mucha agua. Unas joyas botánicas para incorporar al jardín y los tiestos de la terraza o el patio.

Flores de un Sedum telephium, que forma matas con tallos erectos rojizos. Adora los sitios secos y arenosos, los muros viejos y las rocallas. Abajo, Sedum ‘Brilliant’ ‘Herbstfreude’ junto a matas de Fastuca glauca.

La jardinería sostenible tiene en las especies y cultivares del género Sedum unos aliados de lo más atractivos y versátiles, capaces de ofrecer su carnoso follaje y sus flores a cambio de poca agua, en terrenos pobres, y algunos incluso bajo la influencia del aire salino del mar.

Los sédums más adecuados para los jardines españoles son los vivaces, no solo por su atractivo ornamental sino también por su tolerancia a un amplio rango de temperaturas y sus escasas demandas de agua y mantenimiento.
Las flores son diminutas estrellas por lo general de cinco pétalos, que se agrupan en cimas o racimos; resultan muy atractivas para las abejas y mariposas, y los pájaros encuentran en sus semillas alimento durante el invierno.

Muchos sédums forman matas erectas, ideales para combinar con vivaces y anuales en los arriates de los jardines, y otros funcionan de maravilla como tapizantes o plantas colgantes, especialmente en rocallas y tiestos.

Los sédums son crasuláceas, es decir, plantas crasas, lo cual significa que las hojas están adaptadas para reservar agua. La mayoría son vivaces y semiarbustos perennifolios, aunque algunos pierden las hojas en invierno; otros se comportan como anuales.

Originarios del Hemisferio Norte, desde Kamchatka (Sedum kamtschaticum), en la costa siberiana del Pacífico, a América Central, hay sédums para todos los climas, algunos capaces de tolerar hasta -40º y otros que no soportan las heladas. En general son aptos para los climas de la mayor parte de España, caracterizados por la escasez de precipitaciones, y son capaces de tolerar las heladas de la zona Centro.

Sédums en compañía

Entre las 500 y 600 especies de sédums que existen, los más interesantes para los jardines españoles son los sédums vivaces, no solo por su atractivo ornamental sino también por su tolerancia a un amplio rango de temperaturas y sus escasas demandas de agua y mantenimiento. Además, viven bien en los terrenos calizos, lo que los hace aptos para muchas zonas de la Península.

Estos sédums pueden convivir a la perfección con aromáticas como el romero y la salvia farinácea, gramíneas como la Festuca glauca, Stipa tenuissima y Chasmanthium latifolium, ásteres como el A. lateriflorus ‘Horizontalis’, rastrero, milenramas (Achillea millefolium), Verbena bonariensis, lantanas y plantas de hojas plateadas, como el Senecio cineraria, la santolina (Santolina chamaecyparissus), la Centaurea pulcherrima y el Cerastium tomentosum, o follaje de tonos azulados, como el Teucrium fruticans y el T. marum, de flores púrpuras. En zonas de inviernos suaves, también pueden convivir con la Phylica ericoides y otras suculentas, como la Diosma hirsuta y el Drosanthemum floribundum.

CUIDADOS, LOS MÍNIMOS

• Riego:

A lo largo del año los sédums se deben regar moderadamente, siempre dejando que el sustrato se seque entre una y otra dosis de agua; en invierno el riego se debe suspender del todo. Es crucial no atiborrarlos de agua; el exceso de riego los mata por asfixia de las raíces y pudrición.

• Luz:

Son en general plantas de pleno sol. Algunas de las más rústicas viven mejor en semisombra en los climas muy cálidos.

• Sustrato:

Moderadamente rico, en algunos casos incluso pobre o para cactáceas; seco y sobre todo con muy buen drenaje. El pH ha de ser neutro o medianamente alcalino (pH 7,6-7,8).

• Abonado:

Escaso, solo dos o tres veces al año, una de ellas en verano.

• Mantenimiento:

Los sédums, especialmente los que forman matas erectas, solo requieren que se les recorten los tallos secos al final del invierno; los rastreros ni siquiera eso. Generalmente florecen desde la primavera hasta el otoño, pero las flores secas llenas de semillas de algunas especies son suficientemente bellas incluso así por su colorido entre burdeos, ladrillo y almagre. En los jardines de vivaces tan en auge en el Reino Unido se dejan tal cual hasta finales de febrero, entre matas de gramíneas doradas y plateadas, otras vivaces secas y ejemplares de Phormium.

• Plantación:

La mejor época para plantar sédums es el otoño y la primavera. En general suelen ser de rápido crecimiento.

• Multiplicación:

Los sédums se propagan fácilmente por esquejes de tallos e incluso de hojas; por división de mata en primavera (esta operación se recomienda cada tres o cuatro años), y por semillas.

Ver 2ª parte


Contenidos relacionados