Las scheffleras te lo ponen (muy) fácil

Entre las plantas de interior, pocas son tan decorativas a cambio de tan escasos cuidados como las scheffleras. Las verás compactas, pequeñas como bonsáis, o muy esbeltas, cubiertas hasta arriba de follaje o con el tronco trenzado y la copa en forma de bola. Las reconocerás por sus hojas variegadas en forma de estrella. Si las riegas lo justo vivirán mucho tiempo.

En un interior luminoso, un porche o un patio, las scheffleras vivirán muy a gusto. Las hojas digitadas de las scheffleras lucen atractivas variegaciones (abajo).

Muchas de las scheffleras que encontrarás en tu centro de jardinería son lianas, característica que les confiere una gran flexibilidad para moldearlas y conseguir formas muy diversas: un pequeño bonsái, un arbolito con los troncos trenzados y la copa redondeada, arbustos enanos y compactos, o ejemplares muy esbeltos y de aspecto ligero. Naturalmente, soportan bien la poda, y el desarrollo de los nuevos brotes permite conseguir frondosidad.

Las scheffleras figuran en la lista de especies purificadoras de los ambientes interiores de casas y oficinas. En las zonas más cálidas de España también se pueden cultivar al aire libre.
Las scheffleras que se cultivan como plantas de interior pertenecen a dos especies: Schefflera arboricola y Schefflera actinophylla (o Brassaia actinophylla). Las hojas, siempre perennes y lustrosas, son digitadas: están formadas por numerosos foliolos verdes que surgen como radios de un mismo punto en el extremo del pedúnculo foliar, como si fueran una sombrilla. Las de la Schefflera arboricola muchas veces lucen variegaciones de color amarillo (cultivares ‘Gold Capella’, ‘Dalton’, ‘Karen’, ‘Variegata’), crema (‘Trinette’, ‘Yvonette’) o verde claro (‘Green Gold’); las hay incluso con matices púrpuras.

Las Schefflera actinophylla son árboles de hojas coriáceas, generalmente verdes y más grandes (de unos 30 centímetros de diámetro en los ejemplares adultos) y oscuras que las de las S. arboricola. Producen flores rojas o púrpuras en forma de racimos erectos muy finos. Los ejemplares pueden alcanzar los cuatro metros de altura y suelen presentar varios troncos. Hallarás muchas veces estas scheffleras con el nombre ‘Amate’.

Las scheffleras figuran en la lista de especies purificadoras de los ambientes interiores de casas y oficinas. En las zonas más cálidas de España también se pueden cultivar al aire libre, en un sitio resguardado del sol fuerte. Disfrutan especialmente de los patios y porches luminosos, aunque deberás llevarlas a cubierto si bajan las temperaturas.

PARA QUE TU SCHEFFLERA VIVA MUCHOS AÑOS

• Luz:

Sitúala en un lugar muy luminoso. A diferencia de otras plantas de interior, soporta incluso la luz directa del sol en las épocas más templadas del año o en las zonas de clima suave. La carencia de luz provoca la caída de las hojas y la pérdida de la variegación.

• Temperatura:

Necesita un ambiente cálido (no menos de 15º e idealmente no más de 25º), recuerda que es de origen tropical. No le sientan bien las ráfagas de viento, sobre todo si es frío.

• Humedad ambiental:

Prefiere una atmósfera húmeda, pero tolera la sequedad ambiental. Agradecerá las pulverizaciones con agua (si es descalcificada, mejor) en los periodos de mayor sequedad.

• Riego:

Demanda poco riego, especialmente en invierno o en las zonas de clima templado. Dale agua en dosis pequeñas, de modo que la tierra no permanezca húmeda más de dos días seguidos. Soporta razonablemente bien la falta de agua. El encharcamiento, por el contrario, le resulta muy perjudicial; por eso mismo es muy importante comprobar que el tiesto drene bien.

• Limpieza del follaje:

Una ducha fresca y fina de vez en cuando para limpiar las hojas del polvo acumulado es algo que la schefflera agradecerá. El follaje volverá a verse brillante y colorido.

• Renovación del sustrato:

Todos los años conviene sustituir los primeros cinco centímetros de tierra por sustrato nuevo. Y cada dos o tres años aproximadamente debe trasplantarse a una maceta un poco mayor; esta operación ha de hacerse al final del invierno.

• Sustrato:

Necesita un sustrato fértil, que no se apelmace y drene bien. El pH le resulta indiferente.

• Abono:

Durante el período de crecimiento apórtale cada 15 días un fertilizante para plantas verdes diluido en el agua de riego, y el resto del año una vez al mes. Si ves que en el follaje aparecen manchas secas interrumpe el abonado.

• Poda:

Admite muy bien los recortes, que puedes efectuar para darle forma o para controlar su crecimiento.

• Multiplicación:

Puedes obtener más ejemplares a partir de tu schefflera mediante esquejes semileñosos en primavera, o por acodo a inicios del verano.

• Plagas:

Si las condiciones de cultivo no son óptimas, puede ser atacadas por la cochinilla algodonosa o cerosa, los thrips, la araña roja y los pulgones, así como el hongo negrilla asociado a la melaza que segregan estos insectos. Mantente alerta y actúa al menor síntoma. Si controlas bien el riego le evitarás enfermedades por hongos del suelo.


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