Salvias en flor (casi) todo el año (1ª parte)

En primavera, verano, otoño e incluso invierno: siempre encontrarás alguna especie de salvia alzando sus vistosas espigas florales en jardines y tiestos. Su despliegue de azules, desde el añil al índigo, morados, púrpuras y violetas, rosados e incluso rojos... es capaz de desafiar el calor y el frío. Un salvífico universo apto para una jardinería de bajo riego.

El vibrante azul índigo de las flores de la Salvia nemorosa ‘Mainacht’ en toda su expresión. Esta salvia florece en abril y mayo.

Las salvias pertenecen a un género que abarca un extraordinario número especies e híbridos: más de 900, todo un abanico de posibilidades para el jardinero. Pueden ser anuales, bianuales, vivaces y subarbustos. Tienen en común un follaje en general aromático, que puede ser perenne o caduco, verde vivo o con tonalidades grisáceas y hasta burdeos, y muchas veces afelpado.

Según la especie y el clima, las salvias florecen en primavera, verano, otoño e incluso invierno.
Las flores son bilabiadas: el labelo superior suele ser entero, y de dos lóbulos el inferior, y se insertan en un cáliz largo, que en numerosas ocasiones es del color de la corola. Surgen dispuestas en espiral para formar racimos o espigas. Las abejas, mariposas y pájaros tienen verdadera predilección por ellas.

Según la especie y el clima, las salvias florecen en primavera, verano, otoño e incluso invierno. Las de floración tardía, en su mayoría originarias de México y América Central y del Sur, han ganado últimamente gran presencia en los jardines por su capacidad de aportar interés ornamental en los meses más fríos del año.

Las espigadas salvias resultan muy atractivas tanto en los jardines como en tiestos y contenedores. Las hay de muchos tamaños y se pueden utilizar para crear masas de color en solitario, mezclando dos variedades de tonos levemente distintos, o en plantaciones de vivaces en compañía de gramíneas ornamentales, nepetas, rudbeckias, Delphinium, Argyranthemum…

Qué necesitan las salvias

pleno sol

• Por regla general, las salvias necesitan para florecer en abundancia, o en todo caso sombra ligera.

Un sustrato bien drenado es clave.

• Si es rico y fresco, mejor, aunque se adaptan a los suelos pobres. El pH les resulta indiferente.

Los riegos han de ser profundos y espaciados.

• Suelen ser resistentes a la sequía y el calor, lo que sumado a su capacidad para adaptarse a todo tipo de suelos, las hacen muy recomendables para una jardinería de bajo riego.

rusticidad,

asegúrales un drenaje

• En cuanto a su hay algunas especies y cultivares que son capaces de soportar fríos muy intensos gracias a sus raíces tuberosas o sus fuertes rizomas, y otros que empiezan a sufrir apenas la temperatura baja de 0º. Si quieres que las salvias vivaces y arbustivas sobrevivan al invierno perfecto para que el exceso de agua y el frío no las condenen.

den flores de forma incesante

• Para que conviene suprimir las flores marchitas antes de que se formen las semillas.

deben recortarse

• Las salvias vivaces y semiarbustivas cuando han dejado de dar flor, y más drásticamente al final del invierno si fuera necesario rejuvenecer las matas. Las anuales y bianuales se desechan una vez pasada la floración.

araña roja.

pulgones.

• El tiempo seco puede favorecer la aparición de la También son sensibles a los

esquejes, estolones o división de mata.

• Se propagan fácilmente por

SALVIA NEMOROSA

Esta especie es especialmente rústica (-29º, zonas 5-9) y florífica: desde abril-mayo hasta bien entrado el otoño produce gran profusión de largas espigas erectas generalmente de color añil o índigo, formadas por pequeñísimas flores muy apretadas. Las matas son especialmente compactas y pueden tener entre 60 y 90 centímetros de alto y extensión.

Ha dado pie a numerosos híbridos, entre ellos el popular ‘Mainacht’ (también llamado Salvia x sylvestris ‘Mainacht’, en la foto de arriba), que da flores de un vibrante tono índigo con cáliz púrpura, que sobresalen de una mata de color verde muy oscuro, apto para jardines de consumo de agua.

Mediante hibridaciones de la Salvia nemorosa se han conseguido cultivares con espigas florales rosadas (‘Rose Queen’ y ‘Amethyst’), azul brillante (‘Blue Mound’ o ‘Blue Hill’), morado azulado (‘Lubecca’ y ‘Blue Queen’), morado obispo (‘Wesuwe’) y blanco (‘Snow Hill’). Pero entre todos ellos destaca la Salvia x superba, de floración morada, hojas oblongas verdes con márgenes crenados, muy resistente a la sequía y de bajo mantenimiento.

Ver 2 ª parte

En páginas 24-27 (hemeroteca online) verás fotos de más tipos de salvias y sus combinaciones en plantaciones con otras vivaces y anuales.


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