Lantanas: mucho sol, poca agua

¿Qué más se le puede pedir a la colorida Banderita española? Por su resistencia a la sequía, las lantanas están perfectamente aclimatadas en nuestro país, sobre todo en el área del Mediterráneo. Las nuevas variedades multiplican sus tonos y usos.

La Banderita española es una Lantana camara. La Lantana montevidensis (abajo) es una especie rastrera muy rústica, ideal para cestas colgantes; da flores lilas, amarillas o blancas.

Plantas arbustivas perennes procedentes de las regiones tropicales y subtropicales de América y África occidental, las lantanas se han adaptado muy bien al clima español, especialmente en el área mediterránea, por su escasa demanda de agua y su predilección por el sol. Estas verbenáceas de crecimiento rápido son ideales para la jardinería sostenible.

Hoy, los centros de jardinería exhiben un sinfín de nuevas variedades de lantanas, incluso colgantes y enanas, en una amplia gama de colores: blanco, amarillo, rojo, lila...
Ofrecen una larga floración, que en el Mediterráneo abarca desde la primavera hasta bien entrado el otoño. Dado el color más frecuente de sus flores, rojo y amarillo, se la conoce también como Banderita española.

Las flores son pequeñas y aparecen reunidas en cabezuelas muy densas. Hoy, los centros de jardinería exhiben un sinfín de nuevas variedades, incluso colgantes y enanas, en una amplia gama de colores: blanco, amarillo, rojo, lila... En la mayoría, el tono tiende a hacerse más profundo e intenso a medida que la flor va madurando. Sus hojas son opuestas, ovales, ásperas al tacto (incluso urticantes) y con un característico aroma.

La Lantana camara, la más común, es capaz de alcanzar los dos metros de altura y se usa como arbusto ornamental; algunas variedades crecen mejor en maceta, sobre todo en los climas más fríos. La Lantana montevidensis, en cambio, es una rastrera más rústica, de flores de colores más atenuados (amarillo, rosa, lila), muy lucida en cestas colgantes y tiestos. Ambas especies (el género abarca unas 160) se pueden usar para formar setos.

Cómo cultivarlas

• Situación.

Las lantanas necesitan pleno sol: cuanta más luz reciban más espectacular será su floración, pero pueden adaptarse a una exposición en sol-sombra.

• Rusticidad.

Precisan calor y no soportan las heladas; si se cultivan en un clima continental es mejor hacerlo en contenedores que puedan protegerse en invierno, cuando la temperatura baje de 5 grados. Son muy resistentes a la sequía y toleran el ambiente salino del mar.

• Riego.

Les convienen los riegos distanciados pero profundos en verano.

• Sustrato.

Les va bien cualquier tipo de sustrato, mucho mejor si es rico, mientras sea ligero y drene perfectamente.

• Abono.

Si están plantadas en el suelo, solo habrá que abonarlas en primavera y otoño; en los meses de verano es mejor dejarlas descansar. A las lantanas plantadas en tiestos, en cambio, conviene fertilizarlas cada 2-3 semanas mientras estén dando flor.

• Poda y pinzado.

Al final del invierno, justo antes de la llegada de la primavera, se pueden podar para que rebroten con mayor vigor. Aguantan bien los recortes drásticos, gracias a los cuales es posible rejuvenecerlas cada temporada. Para que no pierdan altura es aconsejable eliminar simplemente las ramas más viejas, así como los laterales más largos. Para que el desarrollo sea más compacto les va bien el pinzado en el periodo de crecimiento.

• Multiplicación.

Se multiplican fácilmente por semillas o esquejes leñosos cortados a finales del verano y después de la floración.

• Plagas.

Las lantanas resisten bastante bien el ataque de las plagas. Su principal enemigo es la araña roja, sobre todo en ambientes muy secos en verano.


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