Heucheras todo el año
‘Plum Pudding’, ‘Tiramisú’, ‘Brownies’, ‘Chocolat’, ‘Crème Brûlée’… De la carta de postres a la extensa carta de colores de las heucheras. Y quien dice postres dice también vinos: ‘Beaujolais’, ‘Burgundy’… Los cultivares de esta pequeña vivaz rizomatosa con forma de cojín hacen de las hojas el campo de ensayo de las tonalidades más insólitas que la Naturaleza (con ayuda de los obtentores) puede producir.
Los colores del follaje de las heucheras son sorprendentes, como los rojos ciruela del cultivar Beauty of Color. Foto: Tom PotterfieldLas hojas de las heucheras parecen una versión mini de las de la Begonia rex, pero con un plus: esta planta se puede cultivar al aire libre en los climas más diversos. En el norte atlántico disfruta de las temperaturas moderadas y la humedad ambiental; en la meseta es capaz de soportar la escarcha y las heladas —es muy rústica y su rizoma puede resistir fríos de hasta -29º (zonas 5-10)—, y en ella y el Mediterráneo puede superar temporadas cortas de sequía una vez establecida.
Pequeños ‘cojines’ de colores
El follaje de las heucheras surge en forma de roseta, dando lugar a matas que recuerdan un pequeño cojín de 20-45 centímetros de altura y 30-50 centímetros de diámetro. Las hojas son palmeadas, con márgenes lisos, ondulados, muy recortados o encrespados. A este abanico de formas se suma un despliegue cromático pocas veces visto en la jardinería de exterior: tonos que van de los profundos tonos vino al carmesí, los rosados y anaranjados, pero también los bronces, plateados y verdes, desde los más oscuros a los ácidos, muchas veces con las nervaduras jugando un papel protagonista.
Entre abril y mayo emiten varas muy largas y finas con minúsculas campanitas blancas o rosadas en racimo o panícula. En algunos cultivares son tan profusas que crean un bello efecto de nube. Resultan muy atractivas para las abejas y mariposas.
Cómo utilizarlas
Las heucheras se pueden utilizar en solitario, ya sea en el suelo o en una maceta, aunque es en las borduras y tiestos combinados donde dan más juego. Al no ser invasivas conviven en buena sintonía con plantas de necesidades similares, como aromáticas, gramíneas, muchas vivaces de flor e incluso tulipanes. Proporcionan color —especialmente en sitios de sombra, donde viven tan a gusto— y contraste, y resultan perfectas para cubrir el pie de vivaces y arbustos más altos produciendo un continuo visual.
POCO TRABAJO PARA TANTA BELLEZA
Puedes cultivar tus heucheras en tiestos o en el suelo del jardín. No precisan mucha dedicación y suelen librarse del ataque de las plagas.
• Luz:
Plántalas en un lugar donde reciban sol unas cuantas horas al día, preferiblemente por la mañana; algunos cultivares incluso pueden vivir a la sombra si el sitio es muy luminoso. El exceso de sol reseca el follaje, de modo que si vives en una zona de veranos calurosos es mejor protegerlas de los rayos más fuertes (orientación sur o poniente).
• Sustrato:
Prefieren los suelos ricos, ligeros y con buen drenaje.
• Riego:
Dales agua de forma regular. Si viven en un tiesto debes cuidar que no les falte humedad. El sustrato no debe secarse nunca del todo, aunque tampoco toleran el encharcamiento.
• Abono:
Dales abono rico en nitrógeno en primavera y otoño.
• Acolchado:
Agradecerán que cubras el suelo con compost o cortezas de pino, de paso impedirás que surjan malas hierbas.
• Plantación:
En otoño o primavera, dejando una distancia de 45 cm.
• Poda:
Cuando las varas florales se hayan secado debes recortarlas.
• Multiplicación:
Cada cuatro o cinco años puedes dividir las matas entre septiembre y mayo para obtener nuevos ejemplares.