Grevilleas, tan raras como bellas

Con su aspecto ensortijado o de pompones desflecados, ¡qué raras resultan las flores de las grevilleas! Tan raras como la fauna de su Australia natal. Y sin embargo, estas atractivas forasteras se adaptan perfectamente a los climas mediterráneos de la Península, exigen poco riego y escaso mantenimiento.

La grevillea ‘Loopy Lou’ produce grandes flores de un color rosa casi rojo. El follaje es oscuro, ligero y muy recortado.

Grevillea es un género de plantas leñosas de follaje perenne, generalmente arbustos o pequeños árboles, sumamente decorativas. Con su aspecto ensortijado o de pequeños pompones de gruesos flecos que recuerdan una araña, las flores resultan de lo más curiosas. Carecen de pétalos y están formadas por cálices que se abren en cuatro lóbulos con largos estilos (el fino tubo que conecta el ovario de la flor con el estigma), agrupados en racimos o panículas. Son melíferas y lucen intensos rojos, anaranjados, amarillos, rosas... incluso blanco en una larga floración, que en algunos cultivares se prolonga todo el año.

Las flores resultan de lo más curiosas, con su aspecto ensortijado o de pequeños pompones de gruesos flecos que recuerdan una araña.
Por su atractivo, el follaje también juega un importante papel: puede parecerse al del romero, estar formado por agujas, o lucir preciosas filigranas.

Las matas son redondeadas y se pueden usar aisladas en un rincón del jardín, mezcladas con otras plantas de tipo mediterráneo, o en un contenedor. Algunas especies incluso sirven para crear densos setos. En general son plantas de rápido crecimiento.

Las grevilleas que encontrarás en España

Existen cientos de especies de grevilleas (370 aceptadas dice Wikipedia), la inmensa mayoría oriundas de Australia (Nueva Gales del Sur, Victoria, Queensland), además de numerosos cultivares. En España puedes encontrar una buena variedad:

Grevillea juniperina:

El follaje, formado por cortas agujas, se parece, más que al de un junípero, al del enebro. Las matas son erectas y redondeadas, de 1,50-3 metros, y se pueden usar para setos. Da pequeñas flores rojas (amarillas en la variedad Sulphurea) desde el invierno hasta junio.

Grevillea robusta:

Este árbol, que puede alcanzar los 10 metros de altura, ya se usaba en el Mediterráneo antes de que llegaran las grevilleas arbustivas. Emite flores amarillas.

• Grevillea ‘Robyn Gordon’:

Es uno de los cultivares más conocidos por sus grandes y decorativas flores de un color rosa casi rojo, que emite casi todo el año entre un bello follaje de hojas bipinnadas. Resiste hasta -3º.

• Grevillea lanigera ‘Mount Tamboritha’:

De hábito rastrero y follaje cubierto de suave vello, resulta ideal para una rocalla, un tiesto o una bordura de plantas mediterráneas. Las hojas son cortas, estrechas y planas; las flores son de color rosa con blanco. Florece desde mayo a agosto. Resiste el aire marino.

• Grevillea ‘Brazil’:

Produce gruesas flores rojas con detalles amarillos a lo largo de todo el año, aunque con mayor abundancia en primavera y otoño. El follaje es especialmente bonito: agrisado y muy recortado.

• Grevillea gracilis ‘Alba’:

Sus flores blancas surgen de febrero entre un follaje parecido al del romero. Es óptima para la costa.

• Grevillea ‘Bronze Gambler’:

Da flores de color fucsia entre hojas de una tonalidad verde con reflejos cobrizos muy desflecadas. Florece desde el invierno al otoño.

• Grevillea ‘Coastal Sunset’:

Sus grandes flores de bello color anaranjado contrastan con sus hojas verde oscuro muy divididas. Florece desde el final del invierno al verano.

DALES UNA BUENA VIDA A TUS GREVILLEAS

Por su baja demanda de riego y cuidados y su tolerancia a la sequía, las grevilleas son unas buenas aliadas de la jardinería sostenible.

• Luz:

La mayoría prefieren el pleno sol, pero hay algunas que viven mejor en semisombra o sombra ligera. Fíjate en la etiqueta de la planta.

• Ambiente:

Exigen una atmósfera seca. Muchas toleran el aire del mar.

• Sustrato:

Plántalas en un suelo fértil pero pobre en fósforo, que drene perfectamente. Puede ser seco o fresco (ligeramente húmedo); no soportan el encharcamiento. Lo ideal es un sustrato para plantas mediterráneas ácido o neutro; el exceso de cal les provoca clorosis férrica.

• Riego:

Precisan poca agua; sin embargo, en los meses más calientes conviene que no les falte. Riégalas solo si ves que el sustrato se ha secado. No las plantes cerca de las áreas de césped. Son en general muy tolerantes con la sequía una vez asentadas.

• Abono:

Son muy sensibles al exceso de fósforo. Es mejor no abonarlas.

• Rusticidad:

Aunque algunas son más sensibles al frío que otras, en general solo toleran heladas ligeras (-7º, zonas 9-11). Si vives en el centro de España deberás protegerlas en invierno y en la primavera si sabes que va a helar; para ello acolcha el sustrato y/o cúbrelas con un velo de hibernación. Si el suelo está húmedo, su resistencia al frío será menor.

• Poda:

Puedes podarlas ligeramente tras la floración para conservar la forma y estimular la refloración, aunque no es obligatorio.

• Plagas:

En general son relativamente inmunes a las plagas, excepto la cochinilla, que se combate con un fitosanitario específico.


Contenidos relacionados