En marzo, cerezos en flor
Cuando el equinoccio de primavera da paso al dominio de las horas de luz sobre las largas noches de invierno, los cerezos de flor despliegan una de las floraciones más extraordinarias del año. Un espeso manto de nieve blanca o rosada cubre sus ramas desnudas. El espectáculo es tan efímero como evocador.
Las flores del Prunus pendula Pendula Rosea se agrupan de a dos o cinco en umbelas. Este bello cerezo de floración rosada tiene un lánguido porte llorón en forma de parasol.En Japón, la flor de los cerezos (sakura) es la flor. Tal es su valor simbólico en el país que ha hecho de estos árboles ornamentales una de sus señas de identidad. De Japón proceden la mayoría de las especies e híbridos que han multiplicado por cientos las versiones de estos Prunus del subgénero Cerasus (donde están incluidos los cerezos y guindos del huerto) buscando tal vez esa flor perfecta que anhelaba el guerrero Katsumoto en la película El último samurái. “Podrías dedicar tu vida entera a la búsqueda de una [flor perfecta] y no habrías desperdiciado tu tiempo”, le dice al capitán Algren, que encarna Tom Cruise.
Lo mismo sucede con la silueta de los árboles: los cultivares péndulos, de porte llorón, resultan singularmente atractivos, una alternativa a la copa en forma de vaso de la mayoría, que con los años se vuelve más redondeada y abierta.
La copa de los cerezos ornamentales es clara y poco densa. A medida que acaba la floración se viste de un follaje nuevo de color verde claro o incluso de un atractivo color cobrizo en algunas variedades, que se vuelve intensamente verde en verano. En otoño, estos árboles tienen su segundo momento espectacular, cuando las hojas adquieren vibrantes tonalidades amarillas, anaranjadas o rojas antes de caer.
Grandes resistentes
La delicadeza de las flores de los cerezos ornamentales, un verdadero imán para los insectos polinizadores, no quita su gran fortaleza ante el frío intenso (la mayoría de las variedades soportan hasta -23º, zona 6) y la contaminación urbana. Por ello, desde hace mucho tiempo su presencia no se limita a jardines y parques, sino que se multiplica en alineaciones en las calles de las ciudades.
Suelen ser árboles de porte pequeño o medio, que pueden alcanzar entre 4-9 metros de altura y 2,5-7 metros de diámetro. Resultan perfectos como árboles solitarios en un pequeño jardín, y si el espacio lo permite, en bosquecillos y a lo largo de paseos. Suelen injertarse en pie de Prunus avium, el cerezo que da picotas y cerezas.
Árboles de bajo mantenimiento
pleno sol.
• Los cerezos de flor exigen
sustrato moderadamente fértil y bien drenado
• En general prefieren un (no soportan el encharcamiento); la mayoría toleran cualquier pH.
bajo mantenimiento;
• Se los considera de basta podar las ramas secas y mal orientadas. Son sensibles a las podas drásticas y a las heridas de la corteza, que los exponen a sufrir gomosis y al ataque de hongos.
pulgones, orugas y minadores
• Los son las plagas más habituales; es necesario vigilar su aparición y controlarlas rápidamente.
Sufren con los vientos fuertes y el aire salino del mar.
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Cerezos para cultivar en España
Prunus ‘Shirotae’,
Además de los cerezos que aparecen en la columna de la derecha, en España también se puede cultivar con éxito el también llamado Prunus serrulata ‘Mount Fuji’. Este pequeño y elegante cerezo es un antiguo cultivar japonés que da flores blancas simples o semidobles de 3-5 centímetros, dulcemente perfumadas. La silueta es muy japonesa, más extendida que alta, con un ramaje casi horizontal. En otoño las hojas ganan un tono anaranjado intenso.
Prunus pendula ‘Pendula Rosea’,
Un bello cerezo de floración rosada es el de un lánguido porte llorón en forma de parasol. Las flores se agrupan de a dos o cinco en umbelas, y las hojas son doblemente aserradas, elípticas u ovales. La copa, formada por largas ramas arqueadas, suele extenderse entre 2,5 y 4 metros, lo mismo que alcanza en altura. Es especialmente rústico (-29, zonas 5-8). No vive bien en suelos muy secos.
Prunus ‘Accolade’,
El ideal para jardines pequeños, es un híbrido obtenido en Inglaterra que da flores semidobles de 4 centímetros de diámetro, formadas por 12 pétalos de color rosa pálido que surgen de botones color carmín. La copa es abierta y en otoño el follaje se vuelve rojo anaranjado.
Un cerezo para cultivar en un gran tiesto
El Prunus incisa ‘Kojo-no-mai’ es uno de los pocos cerezos de flor que se pueden cultivar en tiesto, eso sí, de gran tamaño. Es un arbusto compacto, con ramas ligeramente retorcidas o en zigzag, de lento crecimiento. De sus rojos botones surgen flores simples casi blancas. Las hojas son pequeñas y de color verde claro, y se vuelven intensamente rojas en otoño. Alcanza entre uno y dos metros de alto y extensión, y se puede podar (inmediatamente después de la floración) para mantener el tamaño. También se puede usar en el jardín. El sustrato debe ser fresco y bien drenado.
Hanami: La contemplación de los cerezos en flor
Cuando los cerezos florecen, las multitudes se vuelcan de día y de noche en los parques públicos de Japón para disfrutar del hanami o contemplación de las flores. La efímera belleza de las flores de sakura invita a pasear entre los árboles floridos o hacer un picnic bajo su copa. La tradición, que se cumple desde finales de marzo a comienzos de mayo según la región, se remonta a tiempos muy lejanos, probablemente al periodo Nara (siglo VIII), aunque inicialmente las flores que se contemplaban eran las de ciruelo (ume). Hoy en día, el sakura-senzen, es decir la llegada del frente de los cerezos en flor, es anunciada puntualmente por el servicio meteorológico, un pronóstico clave, ya la floración dura solo una semana o dos. Esta fiesta de las flores de cerezo se celebra también en ciudades como Washington (donde abundan los Prunus serrulata ‘Kanzan’ y Prunus x yedoensis) y Toronto. En España, el valle del Jerte, en Cáceres, congrega gran número de visitantes en la Fiesta de la Primavera y el Cerezo en flor.