Dendrobium: unas orquídeas irresistibles

Las reconocerás por sus decorativos tallos que recuerdan una caña, de los que surgen pequeñas hojas y finos tallos guarnecidos de pequeñas y abundantes flores. Estas bellas orquídeas originarias del Sudeste asiático son capaces de conservar sus flores entre ocho y doce semanas a cambio de unos pocos cuidados.

Un par de Dendrobium phalaepnosis a la izquierda, y variedades compactas de Dendrobium nobile en el centro y a la derecha.

Las orquídeas Dendrobium comparten zona de origen con las populares Phalaenopsis y Cymbidium —los Himalayas, el Sudeste asiático y parte de Oceanía— y flores muy parecidas. Son epífitas que cuentan con pseudobulbos de los que surgen tallos semejantes a una caña —su rasgo más característico—, en los que se alternan hojas cortas y pequeñas, y de cuyos nudos surgen los finos tallos florales. Las flores son muy duraderas —se mantienen entre ocho y doce semanas— y pueden ser deliciosamente perfumadas. Este año son la Planta de interior protagonista de marzo del Flower Council of Holland.

El género abarca unas 1.200 especies y variedades, dentro de las cuales son muy habituales en los centros de jardinería las Dendrobium nobile, muchas de ellas compactas, como las de la serie Star Class, muy resistentes y fáciles de cuidar. Son plantas de pequeño porte que se distinguen por generar múltiples cañas y ofrecer numerosas varas con abundantes flores de uno a siete centímetros. Uno de sus rasgos más llamativos suele ser la mancha oscura que lucen en el labelo, el pétalo diferenciado de las orquídeas. Gracias a las modificaciones desarrolladas su colorido abarca una gran variedad de combinaciones.

Otras dendrobiums de gran éxito son los híbridos Dendrobium phalaenopsis (en realidad variedades de la especie Dendrobium bigibbum), de flores más grandes —de siete centímetros en adelante— y largos tallos, lo que las asemeja notablemente a las phalaepnosis. Es muy conocida la serie Sa-Nook, cuyas flores destacan por su gran variedad de colores: distintas tonalidades amarillas, verdosas y blancas, pero también moradas, rosadas e incluso bitonos. El color del labelo también puede variar.

Existen además numerosas especies botánicas de aspecto muy natural, como la Dendrobium kingianum x bigibbum y la ‘Berry Oda’, cuyas flores lucen un radiante tono magenta.

Cuida así tus orquídeas

Dendrobium



Luz:

Búscales un sitio muy luminoso (entre abril y junio deben recibir mucha luz), pero siempre fuera del alcance del sol directo.

• Ambiente:

Necesitan humedad ambiental y entre 18 y 25º de temperatura. Un cuarto de baño luminoso es un buen lugar para estas orquídeas. Es importante mantenerlas a salvo de las corrientes de aire frío y el exceso de sequedad ambiental.

• Sustrato:

Precisan el mismo tipo de sustrato que las phalaenopsis: muy ligero y muy bien drenado, compuesto por corteza. No requieren un tiesto transparente, aunque es útil para vigilar la humedad del sustrato.

• Riego:

Basta con regarlas una vez a la semana, según recomienda el Flower Council of Holland (FCH), pero no se debe dejar que el sustrato se seque del todo; es importante que mantenga siempre un cierto grado de humedad. Lo mejor es sumergir la base del tiesto en un cubo con tres dedos de agua tibia de lluvia o libre de cal durante 10-15 minutos, y a continuación dejar que escurra bien para evitar que quede encharcada. El exceso de riego puede provocar la caída prematura de las flores. Si se observan hojas amarillentas puede ser por exceso de agua o falta de ella.

• Abono:

No necesitan mucho abono. Son orquídeas epífitas que en el medio natural obtienen los nutrientes del aire mediante las raíces. Con una dosis de fertilizante reducida a la mitad tienen suficiente.

• Poda:

Una vez que las flores se han marchitado conviene podar el pedicelo y la parte seca del tallo, tal como aconseja el FCH, o cortar por encima de la cuarta hoja como sugieren otros expertos.

• Plagas y hongos:

El exceso de riego puede provocar la pudrición de los pseudobulbos o la aparición de moho gris (botrytis). La cochinilla cerosa y algodonosa son sus plagas más comunes y se deben retirar a mano.

• Refloración:

Una vez que han dado flor, las plantas precisan pasar un período de reposo de 6-8 semanas en un sitio más fresco —a unos 15º— y con escaso riego. La planta responderá a las bajas temperaturas produciendo yemas como una estrategia de supervivencia. Puede volver a florecer en brotes viejos o nuevos. Una vez que las nuevas yemas sean visibles, los ejemplares deben empezar a recibir los cuidados normales.


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