Date ese placer, ¡cultiva en casa una buganvilla!

El verano les brinda su brillante sol y las buganvillas se lo agradecen con una de las floraciones más generosas que una trepadora puede ofrecer: masas de flores en las que vibran los rojos y rosados, el magenta, el púrpura, el amarillo, el blanco... en matices sin fin. Además, ahora también las encontrarás en columnas, obeliscos y recortadas en forma de bouquet para cultivar en los tiestos del patio o la terraza.

Las buganvillas ofrecen una extensa variedad de tonalidades, entre las que destaca este intenso púrpura.

En las zonas de inviernos suaves y libres de heladas, las buganvillas despliegan su espectacular floración apoyadas en una pared o una pérgola del jardín. En el centro de la Península, el frío acaba por aniquilarlas (solo toleran hasta -7º, zonas 9-12). Sin embargo, las nuevas variedades no solo ofrecen una gama de tonalidades sin igual, sino que gracias a sus distintos formatos se pueden cultivar perfectamente en un tiesto, incluso pequeño o ¡colgante!

Las nuevas variedades de buganvillas ofrecen una gama de colores sin igual, y gracias a sus distintos formatos se pueden cultivar en un tiesto, incluso pequeño o ¡colgante!
Así se puede disfrutar del placer de su compañía durante la época de floración —que en las zonas de fuerte insolación comienza en primavera y se prolonga hasta el otoño— y cuando empieza el frío llevarlas a cubierto, o protegerlas fácilmente in situ con una funda o un velo de hibernación y una capa de mulching sobre las raíces. También se pueden cultivar dentro de casa, siempre que el lugar sea muy luminoso —preferentemente orientado al sur—, o en un invernadero.

Buganvillas para macetas

En los centros de jardinería encontrarás buganvillas compactas, incluso del tamaño de una pequeña azalea, un perfecto bouquet de flores —en realidad brácteas unidas de a tres, ya que las auténticas flores son esas pequeñas trompetillas blancas que surgen en el centro—, ideal para la terraza, que han sido trabajadas en los viveros para conseguir una densa ramificación. Se suele utilizar para ello la variedad ‘Sanderiana’ de la Bougainvillea glabra, de flores magenta. La ‘Sanderiana’ también da pie a las buganvillas colgantes que resultan tan espectaculares suspendidas desde una viga o el techo de un porche en macetas pequeñas.

Pero además existen formatos para tiestos que hacen hincapié en un desarrollo vertical. Por ejemplo, las buganvillas que se presentan enredadas en un obelisco de tres cañas de 0,90, 1,20 y 1,50 metros, perfectas para poner una nota de color —el amarillo de las ‘Gold’, el rosa de las ‘Zahira’, un híbrido natural conseguido en Almería, el naranja de las ‘Lateritia’ o el blanco de las ‘Albicans’— en un rincón de un patio, tanto en solitario como formando un pequeño jardín de tiestos con otras plantas. Otras buganvillas lucen como espléndidas columnas de color gracias a la plantación en grupo de varios ejemplares de 1,50 metros de altura. Incluso hay buganvillas convertidas hábilmente mediante la poda en copas perfectamente esféricas al cabo de un pie desnudo. Para mantener intactos estos formatos es necesaria una poda de mantenimiento continuada, que toleran perfectamente. En todo caso, son plantas de lento crecimiento. Todas las buganvillas mencionadas se pueden plantar también en el jardín.

En el suelo del jardín

En las zonas menos frías —el Mediterráneo, el norte de España y las islas Canarias—, estas plantas hacen valer su condición de trepadoras sarmentosas provistas de espinas para crecer libremente apoyadas en un muro, una pérgola o un arco, hasta alcanzar incluso los ocho metros de altura. No obstante, conviene ayudarlas a sujetarse atándolas firmemente mediante bridas o alambre de jardinero, que impidan que el viento o su propio peso las derriben. Las buganvillas también permiten formar densos setos formales o libres con su espectacular añadido de flores.

CUIDADOS: plantas que dan mucho a cambio de poco

• Exposición:

Excepto por su baja tolerancia al frío, las buganvillas no requieren cuidados especiales. Necesitan mucho sol para florecer en abundancia.

• Sustrato:

Cualquiera, siempre que cuente con buen drenaje y al mismo tiempo sea capaz de mantener el grado adecuado de humedad. No les van bien los sustratos arcillosos, que retienen demasiada agua, ya que no toleran el encharcamiento. Se puede usar sustrato universal o para plantas mediterráneas, mejor si no contiene turba.

• Riego:

No necesitan mucho riego, pero se les debe ahorrar el estrés de la falta de agua, que se traduce en la caída de las flores y hojas. El encharcamiento causa el amarilleamiento del follaje. Estas plantas se deben regar cuando el sustrato se perciba apenas húmedo, no seco del todo. En invierno se deben espaciar los riegos. Cuando se cultivan en maceta las posibilidades de que se queden sin agua son mayores que cuando crecen en el suelo, de modo que hay que vigilar que no les falte. Es importante que el recipiente cuente con agujeros y una capa de drenaje en la base para evitar que el agua se acumule.

• Abono:

Al final del invierno o comienzos de la primavera agradecerán una aportación de abono orgánico para disponer de los nutrientes necesarios para florecer abundantemente. Lo mismo en el otoño para encarar la época más fría del año.

• Plagas y hongos:

No tienen gran predisposición a sufrir plagas o enfermar, siempre que se les proporcionen las condiciones de cultivo adecuadas.

Buganvillas: fuego magenta,


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