Cuando te gustan las orquídeas...

... las quieres todas. Como plantas de interior son imbatibles por sus flores de fascinantes formas, colores y patrones, incluso perfumadas. Esta sofisticación ya no es sinónimo de dificultad en el cultivo. Las que mencionamos en estas páginas son sencillas de cultivar y mantener. ¡Fíjate cómo lucen en tiestos combinados!

Un patio interior donde reina la mezcla de orquídeas entre helechos plumosos y ejemplares de Strelitzia nicolai. Foto: Thejoyofplants.co.uk

Componer tiestos combinados de orquídeas o reunirlas en grupos de pequeñas macetas individuales no hace sino aumentar su atractivo: unas se suman a otras potenciando su gran capacidad decorativa. La compañía de helechos —Phlebodium, de tonalidad azul y frondas lobuladas, los deliciosos culantrillos, los frondosos Nephrolepis exaltata...— e incluso plantas arquitectónicas como la Strelitzia nicolai (en la foto de arriba) son ideales para arroparlas con su verdor.

Cada especie y variedad demanda condiciones de cultivo y cuidados concretos, pero en general comparten una serie de requerimientos que les permiten compartir espacio. Requieren abundante luz, pero fuera del sol directo, que quema las hojas. Una pista: el follaje adquiere un tono azulado cuando es escasa, y amarillo si es excesiva; el color normal es verde lechuga. Agradecen las temperaturas suaves y estables y la humedad ambiental.

Poco riego y abonado constante

Las orquídeas necesitan poca agua —un error muy frecuente es regarlas en exceso— y un abonado constante con un fertilizante específico para orquídeas muy diluido (si es semanal, la mitad de la dosis). Para que las raíces y el sustrato se humedezcan de forma homogénea lo mejor es regarlas sumergiendo el tiesto en un cubo con unos tres dedos de agua de baja mineralización (sobre todo libre de cal) a temperatura ambiente (nunca fría), y dejar que escurra bien para evitar que se encharque en la base. Debe hacerse por la mañana. El siguiente riego ha de efectuarse cuando el sustrato se perciba seco y el tiesto se note con poco peso. El exceso de agua suele provocar la caída de las flores y perjudicar las raíces.

Cuando hace calor o hay mucha sequedad ambiental es aconsejable pulverizar con agua la superficie del sustrato y las raíces que asoman, así como el follaje (nunca las flores).

Cada dos o tres años, las plantas necesitan un cambio de tiesto (solo debe ser transparente en epífitas como las Phalaenopsis) y sustrato. Es importante que el nuevo sea especial para orquídeas para asegurar una buena aireación de las raíces y un perfecto drenaje.

Bien tratadas, las orquídeas responden con un floración que puede durar varias semanas, incluso meses, y refloraciones.

Singulares todas y cada una

En los centros de jardinería, la selección de orquídeas se extiende mucho más allá de las tan populares Phalaenopsis. Las opciones son innumerables: Paphiopedilum —las curiosas zapatillas de Venus—, Miltonia y Miltoniopsis, Dendrobium, cuyos tallos recuerdan una caña de bambú, Zygopetalum, Oncidium, Cymbidium, Brassia... géneros que han dado pie a innumerables cultivares y con ellos a una amplia variedad de colores, combinaciones y patrones en las flores. Pero, además, se han conseguido híbridos intergenéricos de excelente comportamiento y una floración que suele prolongarse varias semanas, como las Colmanara, que producen largas varas guarnecidas de gran cantidad de pequeñas flores perfumadas, y las Vuylstekeara, las llamadas cambrias. Muchas de estas orquídeas aparecen en los tiestos combinados de la foto de arriba.


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