Cornejos: varas desnudas, colores de fuego
A lo lejos, las masas de varas escarlatas, anaranjadas o amarillas de los cornejos parecen dibujadas con cientos de rayas de colores. Un bello efecto que estos arbustos de fácil cultivo producen en pleno invierno, cuando el jardín está desnudo y solo permanece el verde de las perennifolias. Se utilizan en setos libres, pantallas, borduras e incluso grandes macetones y contenedores en patios y terrazas.
Cornus sanguinea Midwinter Fire en los jardines de Anglesey Abbey, en Inglaterra. Estos arbustos de brillantes tallos se cultivan con éxito en gran parte de la Península.Perdidas las hojas en otoño, los cornejos sacan a relucir los colores de fuego de sus varas desnudas bajo la suave luz del sol de los meses más fríos del año. Pocas especies pueden aportar estos rojos, anaranjados, púrpuras y amarillos al jardín de invierno.
Estos cornejos son arbustos vigorosos y esbeltos, de aspecto ligero y porte redondeado y abierto. Los tallos son rojizos todo el año, aunque en invierno ganan vivacidad. Los tallos jóvenes lucen los colores más intensos, de modo que la poda es clave (te lo contamos más abajo). Pueden alcanzar entre 1,5 y cuatro metros de altura y extensión, y crecen con bastante rapidez. Los recortes permiten controlar fácilmente su tamaño. Son, además, de fácil mantenimiento.
En grupos o setos libres
Los cornejos funcionan de maravilla en grupos o masas formando pantallas o setos libres, incluso a orillas del agua. Tienen predilección por los suelos fértiles, profundos y frescos, incluso calizos, aunque se adaptan a otras condiciones. Los Cornus alba y Cornus sericea pueden vivir en terrenos muy húmedos, donde otros arbustos morirían. Los Cornus sanguinea, en cambio, necesitan un suelo bien drenado. El extendido sistema radicular de estas especies es de gran ayuda para controlar la erosión y afianzar taludes. También viven bien en macetones y contenedores.
La rusticidad es otra de sus características. El Cornus sanguinea tolera hasta -29º (zonas 5-9). Tiene preferencia por los suelos calizos, de moderadamente secos a húmedos. Desarrolla 1-4 metros, según el cultivar.
Dado su origen en Siberia y Manchuria, el Cornus alba es capaz de soportar fríos aún más intensos: -34 grados (zonas 4-9). Sus cultivares suelen crecer entre 1,50 y 2,50 metros. El ‘Sibirica’ (o ‘Westonbirt’), de tallos carmesí en invierno, es muy popular.
Siendo nativos de Canadá, los Cornus sericea son extremadamente rústicos: -45º (zonas 2-9). También son los más bajos: 0,90-1,80 metros de altura por 3-4,50 de extensión.
Atractivos todo el año
A partir de la primavera, el follaje nuevo empieza a cubrir los tallos de los cornejos. Sus abundantes hojas ovales y acabadas en punta, de 10-8 por cuatro centímetros, son generalmente verdes, pero en algunos cultivares pueden ser amarillo limón (Cornus alba ‘Aurea’), verde claro con márgenes blancos (‘White Gold’), variegadas con bordes blancos (‘Elegantissima’) o amarillos (‘Gouchaultii’), o con pinceladas doradas (‘Spaethii’). En una preciosa otoñada, el follaje adquiere tonalidades cobrizas, rojas, púrpuras o anaranjadas antes de caer.
La floración primaveral, en forma de densos ramilletes de pequeñas flores blancas —nectaríferas y por lo tanto muy atractivas para las abejas—, da paso en otoño a bayas blancas muy decorativas en el caso de los Cornus alba y Cornus sericea, o de un tono negro azulado en los Cornus sanguinea.
CONSEJOS DE PODA
La poda, una labor esencial en el cultivo y lucimiento de los cornejos, debería iniciarse una vez que se aprecie en las plantas un vigoroso crecimiento, es decir, a los dos o tres años de la plantación, según aconseja la Royal Horticultural Society. Los arbustos deben recortarse en febrero-marzo, cuando estén a punto de emitir los brotes, dejando los tallos viejos de 5-7 centímetros. Si viven en condiciones pobres o en sombra, sugiere podarlos solo cada dos o tres años. Se pueden utilizar los restos de poda para hacer esquejes.