El clavel: un ‘español’ universal

Inspiró coplas, adorna ojales, tiñe de rojo la arena de las plazas y el escenario de los teatros, acompaña olés en los mejores tablaos. El clavel, una de las flores más populares de este país, ofrece color y aroma en tiestos, jardines y jarrones.

El perfumado clavel se multiplica en formas, tonos y tamaños en numerosísimos híbridos. En la foto, Dianthus Sunflor ‘Bianca’.

El clavel en España es sinónimo de fiesta: ya sea en el ojal de los isidros o en la cabeza de las isidras, en la Fiesta de Madrid, pero sobre todo en la estampa flamenca. En el extranjero, esta flor perfumada y colorida simboliza Andalucía.

Existen dos grandes grupos de claveles: los de jardín o arriates, que se pueden cultivar también en tiestos, y los de floración permanente, de invernadero.
Originaria de la cuenca mediterránea, donde creció silvestre durante siglos, esta herbácea llamada Dianthus caryophyllus ha sido sometida a profusas hibridaciones que han permitido el desarrollo de numerosas variedades —en tonos, tamaños y matices—, especialmente en flor cortada para arreglos en jarrones.

Sin embargo hay también variedades apropiadas para cultivar en casa. Los claveles de jardín o arriate constituyen un gran grupo, híbridos incluidos, de ejemplares que alcanzan entre 30 y 75 centímetros de altura, y cuyas flores, en un amplio abanico de colores, tienen por lo general un tamaño menor de 5 centímetros de diámetro.

El segundo gran grupo de claveles es el de floración permanente, típicos de invernadero. Sus tallos son más largos —pueden alcanzar el metro de longitud—, más fuertes y producen flores más grandes, de un solo color —rojo, blanco, amarillo y de diversos tonos rosados— o bicolores. Probablemente se hayan obtenido mediante cruzamientos entre claveles de jardín y la variedad oriunda de China D ianthus sinensis. Sin embargo hay también claveles miniatura y spray —con muchas flores pequeñas en el mismo tallo— de floración permanente.

Cultivar claveles en el jardín

sol,

buen drenaje

suelo poroso o ligero.

• Como buen hijo del sur de Europa, el clavel necesita temperaturas templadas (22º a 24º durante el día, y de 10º a 12º durante la noche), y un

riego constante

sustrato levemente alcalino

• Prefiere un y un (pH entre 6,5 y 7,5). La adición de humus es buena para los híbridos.

Se abona una vez por semana en primavera y verano,

• época de la floración, y una vez al mes el resto del año.

pinzamiento.

• Un secreto para que los tallos de los claveles se ramifiquen y las flores sean más abundantes es el Se practican dos: el primero, por encima del cuarto, quinto o sexto nudo; el segundo, entre un mes y mes y medio después, sobre el tercer nudo, en las ramificaciones surgidas del primero.

Las plagas más comunes

• de los claveles son la araña roja, el pulgón, los trips y algunos minadores, que hay que controlar.

Multiplica tus claveles

semillas, división de mata y esquejes.

El clavel se reproduce por medio de La plantación de las semillas se lleva a cabo desde finales del invierno hasta comienzos del verano. La germinación tarda entre una y tres semanas, y hay que garantizar unos 15º de temperatura y tierra húmeda (no mojada); se recomienda cubrir el semillero con una bolsa de polietileno hasta que broten las plantitas. Unos 10 ó 15 días antes de trasplantarlas en el jardín, deben trasladarse a unos pequeños tiestos y sacarlas a la intemperie para que se aclimaten. Para que tenga éxito, la plantación por esquejes requiere cierta pericia: deben cortarse tallos de unos 10 centímetros, procedentes de plantas adultas, y llevarlos a un invernadero, donde habrán de cumplirse determinadas condiciones de humedad ambiente, suelo y temperatura. Lo más sencillo es comprar la planta ya crecida en el centro de jardinería.

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