Arces japoneses: noviembre escarlata

Han llegado de Asia para quedarse. Con su estampa zen y el cromatismo de su follaje —del verde tierno o el burdeos de la primavera al amarillo y el rojo de fuego del otoño— se han convertido en apreciadísimos ejemplares en jardines y terrazas. Sus variedades son numerosas.

Los arces japoneses son una joya de la jardinería por las variaciones cromáticas de su follaje a lo largo del año. Abajo, un cultivar ‘Shaina’, de hojas de color burdeos que se vuelven rojas en otoño.

Suelen dar unas florecillas purpúreas en primavera y comienzos del verano, pero es el follaje lo que ha hecho de los arces japoneses, Acer palmatum, una joya de la Naturaleza. Las hojas de estos árboles y arbustos suelen alcanzar su máximo grado de belleza en otoño, cuando se encienden de amarillo, dorado y rojo vivo antes de caer.

Numerosos arces tienen hojas palmeadas, pero otros muchos exhiben un follaje plumoso, filiforme. La forma de la copa también es muy variada.
Como ejemplares solitarios o en pequeños grupos (en espacios generosos) resultan sumamente decorativos, y en compañía de azaleas, rododendros y helechos, con los que comparten el gusto por los suelos ácidos, componen conjuntos de clara vocación japonesa. Los creadores de jardines minimalistas sienten predilección por el arce japonés. Amén del crecimiento lento o moderado que los caracteriza, sus numerosísimos cultivares ofrecen follajes muy variados en colorido y en la forma de la copa y de la propia hoja.

La palabra palmatum que bautiza a la especie alude a la forma palmeada de las hojas de muchas variedades, como la ‘Shin Desojo’, ‘Sango Kaku’, ‘Seigen’, ‘Shaina’ (en la foto pequeña de la derecha), de hojas palmeadas de color rojo claro en verano que viran hacia un encendido escarlata en otoño, o la rarísima ‘Aka Shigitatsu Sawa’, cuyas hojas verde pálido presentan nervaduras y una retícula verde oscura, y matices rosados.

De hojas filiformes

Pero, aparte de los de hojas palmeadas, también existen arces japoneses de hojas de lóbulos muy finos, filiformes, que semejan encaje, los llamados dissectum (ver ficha ). En el caso del cultivar ‘Ornatum’ son de una llamativa combinación de colores: de un rojo profundo, con pecíolos y ramas doradas (ver ficha ). Otros dissectum son el célebre ‘Red Dragon’, bajito (no más de 1,5 metros) y de copa llorona, que mantiene un rojo brillante todo el año y es más resistente que otros a la fuerza del sol, y el ‘Red Filigree Lace’, el de hojas más finas y crecimiento más lento de todos los de este grupo, de un tono burdeos todo el año y un vibrante carmesí en otoño.

Existe otro grupo muy interesante entre los arces japoneses: los linearilobum, de hojas con lóbulos en forma de tiras estrechas, separados hasta la base. Es el caso del ‘Red Pygmy’, un arbusto de follaje rojo profundo, que de repente en otoño gana unos tonos amarillos dorados con toques carmesí; o el peculiar ‘Beni Otaque’, que significa bambú rojo por su parecido a un esbelto bambú.

En cuanto a la forma de la copa, los hay erguidos, llorones, achaparrados, redondeados, en cascada, ovoidales, desparramados...

Las condiciones de cultivo

Plantados en un jardín, los arces japoneses pueden alcanzar entre dos y tres metros de altura, excepto algunas variedades enanas que no suelen superar el metro y medio.

• Situación:

Preferirán un rincón en semisombra, incluso umbrío, y húmedo; no llevan bien el pleno sol ni el frío intenso.

• Sustrato:

El terreno deberá ser fresco, profundo y no calcáreo.

• Poda:

Solo se recortan los ejemplares jóvenes para darles forma. En tu centro de jardinería los encontrarás convenientemente podados.

• Enemigos:

En general, sus enemigos son las cochinillas, las quemaduras que les provoca el sol fuerte (¡cuidado con la orientación oeste, especialmente en la zona centro de España!), el exceso de viento y la falta de hierro.

Los arces ideales para un patio o terraza

Numerosos arces japoneses viven bien en grandes macetas en un patio o una terraza (ver columna de la derecha), o como bonsáis.

• Sustrato:

Lo ideal es darles un sustrato compuesto por cinco partes de corteza de abeto y una parte generosa de perlita, a lo que habrá que añadir los nutrientes necesarios (en tu centro de jardinería te asesorarán convenientemente).

• Riego:

Durante el verano el riego deberá ser intenso, procurando que el sustrato no se seque.

Entre los cultivares de copa llorona y follaje plumoso que alcanzan en maceta 1,5 metros, está el ‘Inabu Shidare’, de hojas color burdeos; el ‘Brocade’, de hojas que cambian del verde al anaranjado, con nervaduras y pecíolos dorados, y el ‘Filigree’, de hojas verdes en filigrana, como revela su nombre.

También resultan espectaculares en maceta el ‘Red Dragon’, el ‘Red Filigree Lace’ y el ‘Red Pygmy’.

Entre los arces enanos (1,5 metros) de hojas palmeadas son especialmente bellos el ‘Kamagata’, por el color escarlata y dorado de su copa en otoño; el ‘Kashima’, cuyas hojas cambian del verde al amarillo entre el verano y el otoño, y el ‘Wilson’s Pink Dwarf’, en cuyo precioso follaje rosado de primavera surgen tonos verdes en la zona de las nervaduras durante el verano.

• Otoño: la gran fiesta de las hojas,

Fichas de Plantas.


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