Aglaonemas: matices de verde

En las hojas de las aglaonemas se expresan todos los verdes, y algún que otro gris y algún rosa, en patrones abstractos de gran belleza. Pincelada a pincelada, el trópico y los obtentores de nuevos cultivares obran nuevos prodigios de belleza viva. Pero estas epecies no solo son ornamentales, también contribuyen a purificar el aire, como tantas plantas de interior.

Las hojas de las aglaonemas se reúnen en matas compactas en forma de ramo. Pueden lucir también cálidos tonos rosados o asalmonados. Abajo, una Aglaonema ‘Green Sun’, de follaje verde y largos pecíolos crema.

‘Pride of Sumatra’, ‘Phuket’, ‘King of Siam’... Los nombres de los cultivares de Aglaonema revelan su origen en el cálido y húmedo Sudeste asiático: Tailandia, Indonesia, Filipinas, el sur de China...

Se tata de un género que abarca una veintena de especies, a partir de las cuales se han obtenido variedades de preciosas hojas, en las que los más diversos tonos de verde se mezclan en patrones variegados o punteados con cremosos blancos (‘Phuket’), grises plateados (‘‘B. J. Freedman’, ‘Silver Queen Compacta’), rosados (‘Red Heat’, ‘Pink Blush’, ‘Parambeyu’) e incluso un rojo intenso (‘Pride of Sumatra’).

Una de las ventajas de la aglaonema como planta de interior es que puede vivir en un ambiente de poca luz. A cambio, exige temperaturas tibias y humedad.
Las hojas pueden ser más anchas o más largas y estrechas, pero siempre acabadas en punta; en algunas exhiben surcos marcados a lo largo de las nervaduras. Surgen de forma alterna en el extremo de largos pecíolos carnosos, lo que confiere a las plantas una armoniosa forma de ramo.

Las matas pueden alzarse hasta el metro de altura (incluso 1,5 metros en su hábitat de origen), pero también existen variedades compactas de 13 a 17 centímetros, lo que facilita el placer de coleccionarlas. Además, combinan y conviven bien con otras plantas de interior de similares requerimientos. Crecen lentamente.

Las aglaonemas pertenecen a la familia de las Aráceas, como los filodendros, calas, espatiflos y anturios. Como ellos, emiten una espata, en este caso estrecha y de color crema o verde claro, que envuelve a un pequeño espádice que en este caso no añade gran interés a la planta. Producen unas bayas amarillentas que viran al rojo.

CUIDADOS DE LAS AGLAONEMAS

• Sustrato:

Viven mejor en un suelo formado por un 50% de turba y un 50% de turba de coco. El pH ha de ser ácido: 4,8-5. También se pueden cultivar en hidroponía.

• Luz:

Prefieren la sombra o la semisombra. El exceso de sol decolora y quema las hojas.

• Temperatura:

Como plantas tropicales que son no soportan el frío (USDA 11). Viven mejor entre los 15 y los 22 grados. En invierno sufren si la temperatura baja de 10 grados.

• Riego y humedad:

Las aglaonemas necesitan una atmósfera húmeda para que los bordes y puntas de las hojas no se resequen y acartonen. Conviene pulverizarlas con agua. En cambio, precisan riego moderado, y más espaciado en invierno. El encharcamiento les resulta muy perjudicial.

• Abono:

Cada 15 días, de marzo a septiembre, precisan abono para plantas de interior.

• Enemigos:

La cochinilla algodonosa y la botrytis, que provoca podredumbre y aparece cuando el sustrato está demasiado mojado.

• Limpieza:

Las hojas amarillentas, viejas y rotas deben eliminarse. Mucho cuidado con la savia, que es tóxica.

• Trasplante:

Se deben cambiar a un tiesto mayor cada dos años. De paso se pueden obtener esquejes para multipicarlas.


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