Guppys: Pezqueñines sí, gracias
Los guppys son peces ideales para iniciarse en el hobby del acuario. Fáciles de mantener, tranquilos en la convivencia, muy variados en colores y formas, y campeones en reproducción.

El Poecilia reticulata tiene varios nombres comunes por el lío que se montó en su origen, cuando varios expertos descubrieron la especie en diferentes momentos y lugares (Venezuela, Trinidad). Guppy es el apellido de uno de aquellos naturalistas de mediados del XIX y le ha quedado como apodo, tal vez por lo sonoro y corto, como que le va bien a una mascota así. También lo llaman lebiste por otro intento de clasificación, y pez millón dada su capacidad de multiplicarse. Guppy para los amigos.
Aletas y caudas como velos
Completan el espectáculo los diseños de las aletas. Las caudales tienen aspecto sedoso, como de fibra textil, y algunas dorsales, menos rígidas, parecen mechones de pelo. Los cruces han desarrollado caudales en forma de espada sencilla y doble, en abanico y triángulo, de punta de flecha o redonda como un pai-pai… en combinación con dorsales cortas o en largos penachos. Las hembras son menos coloridas pero más grandes: hasta ocho centímetros frente a los tres o cuatro de los machos. A ellos se los reconoce también por la aleta inferior en forma de tubo, el gonopodio, su órgano reproductor.
Los guppys son sociables y se pueden mezclar con otras especies comunitarias, salvo las muy territoriales, como bettas, barbos sumatranos, escalares y cíclidos. Eso sí, al alcanzar la madurez sexual a los tres meses los machos empiezan a acosar. Para evitar que las hembras se estresen, conviene que haya al menos tres por cada macho en el acuario. Su comportamiento reproductor es muy característico: él realiza una coreografía nupcial y después expulsa paquetes de esperma que la hembra recoge; puede conservar parte del contenido para autofecundarse varias veces más a lo largo de una temporada. Es fácil reconocer la gestación porque el pez engorda mucho y muestra una mancha cerca del ano. Cuanto más grande y oscura, más próximo está el alumbramiento.
Entre 20 y 70 alevines
Estos peces son ovivíparos: los huevos maduran y eclosionan en el interior de la madre, que expulsa los alevines completamente formados. Alumbran de una sola vez o a plazos durante varios días. Un ejemplar sano puede poner de 20 a 70 alevines, aunque algunos superan los cien. La fertilidad suele depender del tamaño de la hembra; también ayuda que su primera gestación sea después de los cinco meses de edad. Tras el alumbramiento, el carácter tranquilo de los adultos puede cambiar y hasta la madre se zamparía sus crías. Se la debe separar en una paridera y cuando alumbre devolverla al acuario, o decorarlo con abundancia de plantas de fondo y superficie para que los alevines puedan refugiarse. En 20 días estarán a salvo por la sencilla razón de que su tamaño superará el de las bocas adultas.