‘Outdoor living’: vivir al aire libre (1º parte)

El jardín, la terraza, el patio dejan de ser espacios meramente contemplativos, o infrautilizados, para sumarse a la dinámica de la vida de todos los días, convertidos en estancias funcionales para recibir, cocinar (con productos del propio huerto urbano) y comer, o para un relajante chill out… Para hacer vida. No importa la cantidad de metros cuadrados disponibles: se trata de convertir las zonas abiertas en otra habitación de la casa.

Piscina, tumbonas y un juego de comedor en el porche: el espacio exterior, equipado para hacer vida al aire libre. Abajo, la seguridad, clave cuando hay niños, es compatible con la estética.

Los términos ingleses outdoor living y outdoor room lo describen muy bien: vivir el exterior, habitación de exterior. Definen una tendencia que, de puro lógica, arrasa hoy en día: convertir las zonas verdes de casa —el jardín, la terraza, el patio— en un espacio para hacer vida, tan funcional como en el resto de las habitaciones.

El jardín no debería entenderse como algo separado de la casa, sino como una habitación más, muchas veces la más grande de la vivienda, y por lo tanto integrada.
“Hace tres años, en el Chelsea Flower Show de Londres los encargados de explicar el diseño de un jardín llevaban una camiseta en la que se leía La habitación más grande de la casa. Creo esa frase resume la experiencia de vivir el jardín”, señala Ignacio Azurza, paisajista de Oriamendi Jadinarium. “No debemos entender el jardín como algo separado de la casa. El jardín es una habitación y, por tanto, integrada, como muy bien decía ese eslogan”.

No se trata, pues, de hacer desaparecer esos espacios abiertos, de cerrar terrazas y balcones para convertirlos en despachos o dormitorios, cuando no trasteros, sino todo lo contrario: sacarles todo el partido como habitaciones al aire libre gracias a las posibilidades que brinda hoy una disciplina de reciente cuño, el exteriorismo, que no hace sino aplicar conceptos propios del diseño de interiores a los espacios abiertos.

Lo ‘verde’ como calidad de vida

La sensibilidad hacia lo verde, incorporada a la cultura del ocio, y hacia una vida más sana apuntalan esta tendencia, pero también “el precio del metro cuadrado de vivienda en las ciudades”, contextualiza Xavier Bisbe, paisajista y propietario del centro de exteriorismo Arborètum. “¿Por qué, entonces, renunciar a los espacios exteriores?”. Es más: hoy en día, un jardín o una terraza puestos con gusto son también un signo de calidad de vida y estatus.

“Existe una conciencia universal del valor del espacio exterior, tanto en términos monetarios como de salud”, se lee en la introducción del capítulo El jardín urbano en el libro Exteriores, escrito por Terence Conran, el gran maestro y divulgador del diseño en el Reino Unido, y el paisajista Diarmuid Gavin. “Los jardines de hoy tienen que ser útiles para sus propietarios: son jardines en zonas urbanizadas, jardines que añadirán valor o emoción a la propiedad, o que crearán un refugio dentro de ella”, argumentan.

Mucho más que muebles bonitos

Precisamente, “lo que ha hecho cambiar el diseño de los espacios exteriores es la necesidad de hacer vida en ellos: no solo deben ser espacios bonitos, tenemos que usarlos, vivirlos, incorporarlos a nuestros hogares”, sostiene Bisbe. “La disponibilidad de nuevos materiales muy resistentes y aptos para el aire libre han facilitado la aparición de todo tipo de muebles, no solo sillas y mesas, como hasta hace poco, sino sofás, armarios, además de otros muchos complementos como lámparas de pie, alfombras, chimeneas o incluso cocinas. Elementos hasta ahora impensables de poder aplicar en los espacios exteriores”.

Ahora bien, ¿qué implica diseñar para poder hacer vida al aire libre sin salir de casa? Para vivir esos espacios exteriores hay que adecuarlos no solo con muebles para comer o hacer la siesta, se necesitan zonas resguardadas del sol o incluso de la lluvia: pérgolas, porches, parasoles, toldos… Y también luz para poder usarlos de noche: focos, lámparas, balizas. Y chimeneas de exterior y hoyos de fuego para las noches más frescas. El exteriorismo, al fin y al cabo, traslada los conceptos propios de los espacios interiores a los exteriores. “Pero, sobre todo, necesitaremos plantas y árboles, que harán que gocemos de nuestros terrazas y jardines como lo que deben ser: espacios de naturaleza”, defiende el director de Arborétum.

Obviamente hay exteriorismos sin presencia verde, ya que se considera a las plantas un elemento más; sin embargo, “la parte verde es precisamente la que los diferencia, la que marca la personalidad del exterior, la que lo une a la naturaleza”.

El papel de las plantas

Si las plantas solo son un elemento más en el exteriorismo, ¿significa esto un adiós a los jardines contemplativos? ¿Pierden belleza los jardines y terrazas con este nuevo concepto? “Todo lo contrario”, dice Bisbe. “El querer gozar de la belleza de los jardines y terrazas es lo que nos lleva a arreglarlos para poder vivir en ellos. La diferencia es que hoy no salimos al jardín o la terraza solo a contemplarlos; salimos a vivirlos. Por eso son tan importantes las plantas”.

Ignacio Azurza defiende recuperar “el amor por las plantas y no pecar en exceso en la decoración exterior”. Y añade: “Es evidente que el diseño de espacios exteriores es una combinación de elementos vivos y no vivos, pero creo que debemos hacer un especial hincapié en el gusto por el verde, en fomentar el cultivo. En este sentido el crecimiento de los huertos urbanos es un claro indicador del interés de la gente de las ciudades por cultivar plantas”.

A la hora de elegir lo que se va a plantar la consigna debería ser Menos es más, sobre todo si el espacio es pequeño. Las mezclas de especies y gamas cromáticas crean confusión y sensación de desorden, de modo que se trata de escoger pocas y bien combinadas. Restringir la gama cromática garantiza un aspecto ordenado y contundente. En las terrazas y áticos, los olivos, cítricos, bambúes, bojes y laureles recortados en forma de bola, pitosporos, evónimos, aromáticas, gramíneas, algunas coníferas enanas y los arces japoneses (aunque sufran en verano en la mayor parte de la Península) se llevan el protagonismo.

¿Sus particulares podios? Contenedores de los más diversos materiales y formas: desde los clásicos de terracota, con relieves o lisos, a los de acabado en tono gris cemento, los de acero cortén o los muy sofisticados de resina PE.

Los jardines verticales se han sumado últimamente a los recursos de gran efecto decorativo de estos jardines urbanos. Cuando el espacio escasea, ¿por qué no ajardinar una pared? Las técnicas mejoran día a día.

Conseguir una armonía

Crear una sintonía entre los distintos elementos y aspectos de esta habitación al aire libre es la máxima que debería guiar la decoración. El mismo principio que rige para la selección de las plantas es extensible a lo demás. “Se trata de armonizar, de unificar difuminando los límites entre el espacio interior y el espacio exterior”, recomienda Ignacio Azurza, y apunta algunas claves para conseguirlo:

Difuminar los límites

• para integrar el espacio circundante. Se debería procurar que la separación no se haga muy evidente.

Diseñar con rotundidad:

• “Que la intención del diseñador quede clara, que una curva sea rotunda y no una línea torcida; si elegimos un diseño rectilíneo que no haya dudas”.

Adaptarse al entorno:

• “Un jardín rústico en una casa moderna a lo mejor está fuera de lugar, aunque también hay que atreverse a innovar...”.

Dejar los espacios centrales despejados

• y colocar la vegetación en los bordes, “con lo cual conseguiremos iluminar el centro de la escena y sombrear los bordes creando frescor y sensación de amplitud”.

Enlazar a ‘Outdoor living’ 2º parte

• Entrevista con Diarmuid Gavin,

• Diseñar una terraza, paso a paso,

• Una barbacoa, pero cuál,

• Aprovechar el espacio en un jardín pequeño,

Disfrutar al aire libre a la luz de las velas,


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