Jardines plateados (1ª parte)
Hay algo suave y relajante en estos paisajes del color de la plata y el estaño bajo la brillante luz del Mediterráneo. Cubresuelos, arbustos y árboles, entre ellos el venerable olivo, recogen en sus hojas todas las tonalidades de la luna para defenderse precisamente del sol. En una extraordinaria variación de matices metálicos y azulados, estas plantas curtidas por la Naturaleza para soportar el calor y la sequía reflejan a lo largo del día, y también de la noche, la luminosidad del cielo.
Masas plateadas de Convolvulus cneorum en flor y Teucrium fruticans en el Jardín Mimosa del hotel Mandarin Oriental de Barcelona.Reflejos metálicos. Texturas coriáceas. Superficies aterciopeladas. Estos recursos que las plantas han desarrollado para defenderse de la luz intensa, el calor abrasador y la pérdida de humedad, son también la razón de una singular belleza. Las plantas llamadas de hoja gris son numerosas y muy variadas; basta darse un paseo por el Jardín Botánico de Barcelona (ver páginas 44-47 en la hemeroteca online) para comprobar cuántas especies de clima mediterráneo tienen esta particularidad.
La gama de tonalidades de las hojas de estas plantas, desde el blanco platino y los plateados verdosos y azulados, al despliegue de grises brillantes o mates, brindan una paleta extraordinaria al jardinero. Al sol de la mañana, estos colores lucen suaves y relajantes, y relumbran imperturbables bajo los rayos abrasadores de las horas centrales del día; se llenan de reflejos de fuego al atardecer y de luz de luna cuando el cielo ya está oscuro. Estas plantas de hoja gris constituyen, junto con las de flor blanca y las de floración nocturna, los elementos clave de los llamados moon gardens, jardines diseñados a propósito para ser contemplados y disfrutados de noche.
El follaje pinta el paisaje
Habida cuenta de que la mayoría de las plantas solo florecen durante una época determinada del año, la relevancia del color del follaje a la hora de diseñar un jardín, una terraza, o incluso escoger las plantas para un conjunto de tiestos, es definitiva. El que sean perennifolias añade un plus de garantía de color y texturas permanentes.
El particular atractivo que tienen las hojas plateadas por su capacidad de captar y reflejar la luz se multiplica gracias a su extraordinaria variedad de formas y acabados. En general, las hojas suelen ser pequeñas, pero algunas son muy cortas y estrechas, otras redondas o puntiagudas, muchas son tan recortadas que parecen de encaje. Pueden ser brillantes, mates, afelpadas, y alguna luce incluso una pelusa suave como las orejas de un peluche. El toque final: las flores, de un refrescante blanco, un delicado malva, lila o rosado, rotundamente amarillas e incluso rojas.
Estas masas plateadas crean un bello contraste con las plantas de follaje verde, y resultan impactantes (bien) combinadas con las de hojas rojas. Un foco de tonos plateados puede convertir un rincón del jardín en un polo de atracción, o romper la monotonía del verde dominante subrayando variaciones entre masas de plantas.
Olivos en un paisaje plateado
En los jardines de la Ciudad Grupo Santander, en Boadilla del Monte, Madrid, diseñados por Luis Vallejo, los magníficos olivos centenarios parecen flotar entre mares de Cerastium tomentosum y jaras de flor blanca (Cistus salvifolius) o rosada (Cistus albidus), una espléndida alfombra floral que luce de la primavera al verano. El paisajista también utilizó Teucrium fruticans y Santolina chamaecyparissus, dos clásicos de estos jardines, además de Atriplex halimus, un arbusto forrajero de hojas blanquecinas y arrugadas.
El Jardín Mimosa
La terraza ajardinada del hotel Mandarin Oriental de Barcelona, en pleno Paseo de Gracia, es otro ejemplo de la belleza que es capaz de generar un conjunto bien escogido de estas plantas de hojas plateadas. El Jardín Mimosa, uno de los últimos diseños de la paisajista Bet Figueras, “tiene como elemento central el gran lucernario que da luz al hall del hotel, cuyas líneas estructurales se convierten en franjas de arbustos bajos y Acacia dealbata”, explica Valentina Greselin, del estudio F3 Paisaje Arquitectura, que colaboró con Figueras en este proyecto. “La vegetación, de hoja perenne y grisácea, armoniza con el acero del lucernario y crea unas alfombras vegetales continuas”. El repertorio de especies utilizadas: Cerastium tomentosum, Convolvulus cneorum, Lavandula angustifolia, Teucrium fruticans, Santolina chamaecyparissus, Salvia officinalis, Feijoa sellowiana y olivos.
Las plantas de hoja plateada pueden yuxtaponer sus texturas en terraplenes, arriates, borduras e incluso un conjunto de contenedores, en un despliegue de estratos de tonos metalizados a diferentes alturas, desde el suelo, gracias a las tapizantes, hacia lo alto, en masas redondeadas en forma de nubes, o incluso cascadas, como la Dichondra argentea ‘Silver Falls’.
Plantas de poca sed
La inmensa mayoría de estas plantas viven de maravilla en las zonas de clima mediterráneo y recompensan con belleza los escasos cuidados que demandan. Solo necesitan sol, un suelo suelto y bien drenado, incluso pobre, por lo que requieren poco abono. Toleran perfectamente períodos de sequía una vez establecidas. Lo único que no llevan bien son los periodos prolongados de tiempo frío con lluvia, y los suelos pesados y saturados de agua.