Desde que la humanidad empezó a cultivar sus propias plantas siempre ha ido seleccionando aquellas que dan mejor calidad y mayor cantidad de frutos o aquellas que tenían una mayor resistencia a plagas y/o enfermedades. Actualmente, gracias al ”boom” particular de las plantas ornamentales, se le da mucha importancia también a la selección de ejemplares más bonitos .
Para ello, se están hibridando ejemplares para obtener especies aún más llamativas. Pero, ¿cómo lo hacen?
Antes de entrar en materia, veamos qué significa la palabra ”híbrido”. Bien, esta palabra seguramente la hayas escuchado o leído en varios lugares. Se trata de un ser que procede del cruce entre dos especies pertenecientes del mismo o diferente género (el cual viene identificado por la primera palabra del nombre científico de la planta). Por ejemplo, podríamos cruzar el Prunus dulcis (almendro) con el Prunus cerasifera (cerezo) para obtener un Prunus con características tanto del almendro como del cerezo. Para nivel particular, estos cruces son los más sencillos de hacer, pero si tuviéramos el material adecuado podríamos cruzar dos plantas distintas, eso sí, pertenecientes a la misma familia.
En esta ocasión te voy a aconsejar sobre los primeros, es decir, sobre cómo hacer tus propios híbridos de manera fácil y sin complicaciones.
Para ello necesitas saber el nombre científico de las dos plantas que quieres cruzar. Si el género es el mismo, lo único que tienes que hacer es esperar a que ambas florezcan. Una vez que las flores estén bien abiertas, con un pincel de brocha pequeña o con un bastoncillo de las orejas, pásalo por una flor, e inmediatamente después por la otra. Para aumentar las posibilidades de éxito se pueden meter las dos plantas en una habitación sin ventilar, y realizar esta acción.
Si se trata de palmeras o árboles de un tamaño considerable, lo que se suele hacer es, después de haber polinizado las flores, tapar el racimo de flores con una bolsa transparente hasta que veamos que los frutos están madurando.
¡Así de fácil! 😉
