Siembras de primavera
A partir de febrero y con el despertar de la Naturaleza, llega el momento de comenzar a sembrar en el huerto las verduras y hortalizas que darán sus frutos el próximo verano. Pero, ¿qué plantar, cómo y en qué momento?
Las siembras directas sobre el terreno deben realizarse a partir de marzo. Para tener éxito adquiere semillas de calidad.¿Cuándo empezar a sembrar? Esta es la pregunta que quizás más inquieta al aficionado al huerto. Y no es para menos, ya que de ello dependerá en buena medida la calidad y la propia supervivencia de las hortalizas.
Los productores de semillas incluyen calendarios indicando cuándo sembrar cada especie. Son de mucha utilidad aunque siempre habrá que tener en cuenta además las especificidades del lugar donde se está plantando: microclima, orientación... Combinar los datos del fabricante con la experiencia de agricultores del lugar ayudará a afinar más la fecha de siembra de cada hortaliza.
Un consejo para quienes se inicien en el huerto es no tratar de hacer el primer año un semillero de todas las especies. Centrarse en unas pocas hortalizas facilitará la tarea.
Una buena alternativa es comprar directamente planteles. Ya en marzo en algunas regiones, pero sobre todo a partir de abril, los centros de jardinería ofrecen una gran variedad de hortalizas listas para plantar.
Siembra en Semillero
Siembra directa en el terreno.
En la versión online de la revista (hemeroteca) encontrarás calendarios por especies de y
Cómo hacer un semillero
El semillero brinda muchas ventajas: permite adelantar la siembra de algunos cultivos, ya que los protege del frío; sembrar en mayor cantidad de la necesaria para luego poder escoger las plantas de mejor calidad, y controlar mejor el crecimiento. El primer semillero se puede montar en casa, donde se dispone fácilmente de temperaturas altas que ayudarán a la germinación y el desarrollo de las plantas. Sin embargo, esta opción debe reservarse solo para lugares que cuenten con abundante luz directa; caso contrario, las plántulas se ahilarán buscando la luz y crecerán sin fuerza.
Los semilleros caseros se pueden improvisar en muchos tipos de recipientes, desde envases de plástico hasta bandejas de alveolos preparadas expresamente para esta función (búscalas en tu centro de jardinería).
Como sustrato para el semillero conviene una mezcla de arena con turba o compost en proporción de 1/3. Esta composición ofrecerá unas buenas condiciones de drenaje y de retención de agua, así como una textura suelta y fina que permitirá a las raíces crecer con facilidad. También encontrarás sustratos específicos ya preparados. Deberá mantenerse húmedo pero sin encharcar. Los semilleros también se pueden hacer directamente en tierra. Las dos formas más sencillas son: construir unos cajones de madera donde se coloca el sustrato y las semillas y se tapa con vidrio o plástico, o bien montar unos microtúneles de plástico.
Siembra directa sobre el terreno
1. Preparar bien el terreno:
Es vital para lograr buenos resultados en la siembra directa en el huerto. Es recomendable hacer un abonado previo al laboreo a base de compost o estiércol. Se debe labrar bien la tierra hasta obtener una textura fina, sin grandes terrones y libre de piedras.
2. Sembrar:
A continuación se siembra enterrando las semillas unas tres veces su grosor. Las plantas de semillas grandes se siembran por golpes, es decir, en grupos de dos o tres semillas que se separarán siguiendo el marco de plantación indicado por el productor. Conviene sembrar las semillas muy pequeñas mezcladas con arena, lo que permitirá ver mejor dónde se ha sembrado y dónde no, y obtener además un resultado más homogéneo. Este tipo de semillas se pueden sembrar a voleo (echándolas con la mano de la forma más homogénea posible en el terreno) o a chorrillo (vertiendo la mezcla de arena y semillas en un pequeño surco continuo que se habrá realizado previamente).
3. Afirmar la tierra:
Al terminar la siembra será necesario afirmar suavemente la tierra con la mano o una azada para que las semillas se adhieran bien al sustrato.
4. Regar:
El último paso es dar un primer riego teniendo mucho cuidado de no arrastrar las semillas que se acaban de sembrar.