¡Saboriza el aceite con tus aromáticas!
¿Has probado perfumar aceite de oliva con las hierbas aromáticas de tus macetas? En estos tiempos en que cocinar y cultivar plantas se han convertido en dos de las actividades más creativas y entretenidas para hacer en casa, ¿por qué no reunirlas en algo tan rico y fragante? Un hilo de aceite aromatizado basta para transformar una ensalada, una pasta o una carne en algo especial.
Vinagre y aceite aromatizados con romero y pimienta negra, blanca y roja. Foto: iStockAliar las bondades del aceite de oliva con las notas gustativas y olfativas y las propiedades saludables de las hierbas aromáticas y las especias es tan fácil que cuando te decidas a hacerlo te preguntarás por qué no se te ocurrió antes. Basta sumergir en el aceite (suave y virgen extra, por supuesto) las hierbas y condimentos y dejarlo reposar un tiempo. Esto solo es empezar, ¡seguro que se te irán ocurriendo muchas combinaciones!
Con las plantas aromáticas de casa
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros. Las de hojas más tiernas solo precisan unas pocas horas de sol y viven perfectamente en semisombra e incluso sombra; las mediterráneas, como el romero y el tomillo, requieren pleno sol. Recuerda que debes dedicarles una zona exclusiva, limpia y libre de plagas, ya que no podrás aplicarles fitosanitarios. Tampoco las abones con fertilizantes químicos. Asegúrate de que los tiestos donde crecen —pueden ser individuales o un contenedor con varias plantas— dispongan de buen drenaje.
Cómo aromatizar aceite
• Las hierbas frescas deben ser cuidadosamente lavadas —puedes diluir gotitas de lejía alimentaria o vinagre en el agua—, escurridas y secadas antes de ser introducidas en el aceite. Hay quien las blanquea unos segundos en agua hirviendo para acentuar el aroma.
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros.
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros.
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros.
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros.
Lo ideal es utilizar las hierbas aromáticas que cultivas en casa, plantas fáciles que no exigen apenas trabajo ni muchos conocimientos jardineros.
• Conviene que el recipiente que vas a usar para macerar esté esterilizado. Ponlo en agua en ebullición, como se hace con los de las conservas, y luego deja que se seque totalmente.
• El recipiente con la maceración debe guardarse bien tapado en un lugar oscuro, fresco y seco. Es importante que el cierre sea hermético y que los ingredientes queden totalmente sumergidos para evitar que aparezcan hongos o bacterias en las partes no cubiertas.
• El tiempo de maceración depende de los ingredientes, pero suele ser de unos 20 días. La concentración aumentará a medida que pase el tiempo. Puedes guardar el aceite unos dos años. Anota la fecha de envasado.
Cuatro recetas, cuatro viajes sensoriales
• Con ajos y tomillo
¡De toda la vida! Fíjate que los ajos sean frescos y sanos, sin ningún tipo de mancha; aplástalos un poco o córtalos por la mitad. Si usas tomillo seco, con una ramita vale (en las hierbas secas la concentración de aceites esenciales es mayor). También puedes usar orégano o una mezcla de ambos. Excelente para regar una ensalada de tomates e incluso para un solomillo de cerdo o un pollo al horno.
• Con guindilla, ajos y orégano
Otro clásico. Para echarle unas gotitas a la pizza, darle un puntito diavola a la pasta o una alegría a una carne a la parrilla. Según lo picante que quieras que quede deberás usar mayor o menor cantidad de guindilla. Si es seca mayor será el picor. Ten en cuenta también la variedad: guindilla, cayena, distintos chiles… Quítales el pedúnculo, retírales las semillas si no quieres un aceite demasiado picante, y acompáñalas con ajos (aplástalos un poquito), orégano seco o una hoja de laurel seca bien lavada y secada. Añade unos granitos de pimienta (negra, blanca o de las dos) para redondear un gran aroma.
• Con albahaca y limón
Lava bien con agua y unas gotitas de lejía alimentaria unos 250 gramos de albahaca, escúrrela bien y sécala completamente. Quítale la piel a un limón muy sano (preferentemente bio), sin llevarte la parte blanca, que es amarga, y córtalo en tiritas muy finas. Calienta medio litro de aceite hasta alcanzar los 65º (usa un termómetro de cocina para no pasarte) y viértelo sobre los ingredientes. A las 24 horas filtra el aceite dentro de una botella e introduce algunas tiritas de piel de limón y unas pocas hojas de albahaca. Delicioso para aderezar ensaladas verdes, tomate, platos de pasta… ¡sobre todo en verano!
• Con naranja y clavo
Rebana la piel de una naranja muy sana (bio si es posible), prescindiendo de la parte blanca, y córtala en tiritas muy finas. Calienta medio litro de aceite hasta alcanzar los 65º e introdúcelas en él junto con un par de clavos de olor y granitos de pimienta negra (opcional). Ideal para darle un acento diferente a una ensalada verde, unas chuletas de cerdo, un pescado blanco… e incluso algún postre original.
¡También el vinagre!
Busca un vinagre de manzana o de vino blanco o tinto, siempre de calidad, y apórtale las notas aromáticas del eneldo o el estragón, dos hierbas que puedes cultivar en casa. Es un clásico que no falla, inigualable para darle un toque refrescante y distinto a las ensaladas de hojas verdes. También puedes saborizar el vinagre con ajo y tomillo, pimienta, ¡incluso menta y piel de naranja, flores de lavanda, o frambuesas! Haz la maceración siempre en un recipiente aparte, esterilizado; así evitarás el riesgo de matar la madre del vinagre y detener la maceración. El tiempo de espera dependerá de los ingredientes: cuanto más tiernos, más corto.