
Cultivar lechugas es una experiencia muy gratificante, ya que además en pocas semanas sabremos que estarán listas para su consumo. Pero a veces es importante que, antes de cogerlas, las atemos para que el cogollo se desarrolle bien, de forma que la planta puede tener un mejor aspecto.
Por eso, te voy a explicar cuándo y cómo atar lechugas . Así podrás tener excelentes cosechas.
¿Cuándo se atan?
Las lechugas tienen un ritmo de crecimiento rápido: en unos tres meses después de la siembra ya estarán listas para cosecharlas. Por lo general, se deja que crezcan a su aire, pues siempre que tengan agua y los nutrientes necesarios al momento de saborearlas sabremos que estarán deliciosas. Sin embargo, hay algunas variedades, como la romana, que se aconseja atarlas unos 5 o 6 días antes de cogerlas .
¿Por qué se atan?
Con el atado lo que se consigue es que el cogollo tenga un mejor desarrollo, al mismo tiempo que se blanquean las partes que quedarán ocultas al sol . Pero si nos interesan mucho más las hojas que el cogollo, no es importante hacerlo.
¿Cómo se atan?
El proceso de atado es muy simple: con una cuerda, o incluso con una goma elástica, deberemos de atar las hojas. Las cogemos con las manos, como cuando hacemos una coleta, y pasamos la cuerda o la goma por las hojas . Una vez hecho, bastará dejar las plantas así por unos días.
Eso sí, es muy importante que sepamos que si hay previsión de lluvias, las cubramos con por ejemplo un plástico, ya que de lo contrario podrían resultar dañadas. También nos pueden servir las cubetas.
Y con esto terminamos. ¿Sabías por qué se ataban las lechugas? ¿Tú lo has hecho alguna vez? En cualquier caso, espero que este artículo te haya sido de utilidad. 🙂