Como os he contado en alguna otra oportunidad, la Violeta de los Alpes o Cyclamen persicum es una planta que me encanta y disfruto verla crecer. Es noble y resistente, con la extraña virtud de que es una de las pocas plantas cuyas flores permecen en pie durante la temporada fría.
Si bien la temperatura óptima para esta planta es entre 15 y 20 grados centígrados , tiene una gran tolerancia al frío y los ejemplares más resistentes incluso pueden regalar pequeñas flores aún si crecen en la nieve. Por eso es que su nombre está asociado al clima montañoso de los Alpes.
La planta en verano
Pero para tener esta planta creo que es necesario conocer algunas de sus características pues de otra forma podéis caer en cierta ansiedad cuando, llegada la temporada estival, la planta parece caer en la desgracia.
No es eso, simplemente se trata de un período de descanso que podríamos asociar a un estado de hibernación . Una de las características más sobresalientes de esta especies es que permanece en estado durmiente durante la estación cálida y seca para luego brotar cuando comienzan los días más fríos y lluviosos.
Mi Violeta de los Alpes por el momento luce muy bonita sobre la mesa de mi terraza pero dentro de un tiempo tendré que preservarla del calor extremo de verano. Lo mejor en estos casos es apelar a un recurso muy sencillo:
simplemente, dar vuelta la maceta pues como hablamos de una
planta bulbosa puede permanecer con vida pero en estado latente
durante la estación cálida. En ese período, ni siquiera hace falta regarla, tan sólo ubicarla en un lugar protegido del sol aunque al aire libre y darla vuelta. Un truco muy sencillo que ayudará a su preservación.
Más secretos
Otro dato curioso de la Violeta de los Alpe s es que puedes saber cuando se trata de un ejemplar nuevo con sólo mirar sus flores pues a medida que pasa el tiempo las flores tienden a ser más pequeñas.
Por tratarse de un bulbo, es necesari o evitar el riego clásico , es decir aquél en el que se moja la tierra pues la idea es que el agua no entre en contacto directo con el bulbo. Lo mejor que puedes hacer es ubicar la planta en un tiesto y colocar agua en la base de la maceta para que la utilice a medida que la necesita. También se recomienda airear la tierra y abonarla con un fertilizante líquido en el agua durante la etapa de crecimiento y floración de la planta.