
La cornicabra es un pequeño árbol que crece de forma natural en los campos de la región mediterránea. Es una planta que resiste muy bien la sequía; de hecho, puede sobrevivir sin problemas en una zona donde sólo caen unos 350mm anuales. También aguanta el sol del verano mediterráneo, es decir, ese que hace que las temperaturas suban de los 35ºC con una extraordinaria facilidad.
Si tenemos esto en cuenta, aunque se trate de una especie, vamos a llamar, de campo, puede ser muy interesante tenerla en un jardín de bajo o nulo mantenimiento.
La cornicabra, cuyo nombre científico es Pistacia terebinthus , es un pequeño árbol caducifolio que crece hasta alcanzar los cinco metros de altura . No es de los que dan tan buena sombra como la puede dar un arce, pero con el tiempo da la suficiente para que podamos protegernos del astro rey mientras leemos un buen libro o, simplemente, disfrutamos del paisaje.
Su ritmo de crecimiento es bastante rápido , pudiendo crecer a un ritmo de 30cm/año, y como no tiene raíces invasivas, es una planta perfecta para poner en cualquier rincón soleado.
Resiste las altas temperaturas , las heladas ligeras de hasta los -4ºC y, por si fuera poco, puede cultivarse cerca del mar . Lo único que necesita es que le dé el sol de manera directa y que se le riegue regularmente cada 3 días durante el primer año para que sus raíces se desarrollen lo suficiente para que, el próximo año, puedan soportar la sequía.
Además, hay que decir que los frutos tienen propiedades medicinales . Se usan como antiespasmódicos, expectorantes, desinfectantes, antisépticos y como antineoplásico (impide el desarrollo de células tumorales). Para aprovecharlos hay que macerar 30 gramos de frutos verdes por litro de vino durante 9 días. Pasado ese tiempo, se cuela o se filtra y se puede usar para enjuagues bucales, para elaborar pan, o como condimento.
Interesante, ¿verdad?